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Las FEA(Fuerzas Especiales Avendaño), brazo armado de ‘La Mayiza’, ha sido el lado más golpeado

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Las FEA(Fuerzas Especiales Avendaño), brazo armado de ‘La Mayiza’, ha sido el lado más golpeado

El lado más flaco de las tropas del Mayito Flaco en su guerra por exterminar a Los Chapitos, y sobrevivir al asedio del gobierno federal, se llama FEA. Y no se trata de un adjetivo, sino de un acrónimo: las Fuerzas Especiales Avendaño, uno de sus brazos armados más reconocidos en Sinaloa.

Este fin de semana, agentes federales detuvieron en Los Mochis, Sinaloa, a uno de los principales líderes operativos de las FEA, Jesús Miguel Avendaño o Rosendo Avendaño, El Chendo o El 16, quien está sólo debajo en el organigrama de Juan Avendaño, El Viejo Mayor, líder del grupo familiar.

Junto on El 16 cayeron Jayson Ariel Tapia, Flaco Avendaño; José Antonio García y José Vizcarra. Estos tres están acusados de ser parte de la división que se encarga de la logística criminal: desde el transporte de dinero en efectivo para financiar “la guerra en Sinaloa” hasta el traslado de drogas hacia Estados Unidos, principalmente fentanilo y metanfetaminas.

“Es un movimiento fuerte del gobierno federal, porque sólo unas cuantas personas saben las rutas que usa la FEA para mover armas y drogas. 

"Y entre esas pocas están El 16, ‘Flaco’, José Antonio y José. Es como matar al chef que tiene la receta secreta del platillo favorito del restaurante: es un conocimiento que pierdes y que hay que volver a construir”, aseguró un militar destacado en Sinaloa que ha formado parte de los operativos contra el crimen organizado.

Con este golpe cuádrulpe, las FEA han perdido diez “capitanes” desde que el conflicto escaló el 9 de septiembre del año pasado por el secuestro y entrega del Ismael Zambada a Estados Unidos gracias a un plan urdido por Los Chapitos.

En cambio, la facción de Los Rusos han perdido siete “capitanes”; Los Flechas MZ o Flechas Mayo Zambada, seis; La Sombreriza y Los Rugrats, cinco cada uno; y al final están Los Ántrax, que están disminuidos en números y, por eso, han perdido a sólo dos irremplazables.

En total, la Mayiza se ha despedido, hasta ahora, de 35 “capitanes” que no duraron ni 365 días en la pelea por los mercados negros del Cártel de Sinaloa.

Fundadores de la FEA

Los fundadores de la FEA, el clan de los Avendaño, son de esas familias legendarias en el narcotráfico sinaloense. Tan poderosos como para ser indispensables en la guerra; tan discretos como para que su nombre no resuene a nivel federal.

Fundada en los años 80 por los hermanos Martín, Héctor, Ignacio y Sergio Avendaño Ojeda, se dedicaron a traficar mariguana y cocaína hacia Estados Unidos para el Cártel de Sinaloa. Cuando dominaron las rutas de trasiego, Joaquín El Chapo Guzmán les pidió invertir las ganancias en empresas asentadas en Culiacán, Sinaloa, para poder lavar dólares sucios y convertirlos en pesos mexicanos limpios.

“Al principio, los hermanos eran sólo burreros, pero cuando empezaron a lavar dinero su actitud cambió. Metieron al resto de la familia al negocio y luego a las parejas de sus familiares. De pronto, ya no eran cuatro hermanos abriéndose paso en el narcotráfico, sino un clan fuerte y especializado en abrir negocios. Esa es su fortaleza”, cuenta la fuente consultada.

Los Avendaño operaron en las sombras en los 80, 90 y la primera década del siglo XXI. Cuando en 2008 los Beltrán Leyva rompieron con El Chapo y El Mayo, el clan tomó partida por los viejos capos. 

Su lealtad fue recompensada con dinero a carretadas y más negocios en la capital sinaloense donde, inusualmente, no se podía pagar con cheque, tarjetas de débito o crédito. Sólo efectivo, only cash. Las autoridades en Estados Unidos prendieron sus antenas para identificar un esquema de lavado de dinero.

Para el 2011, la trama quedó al descubierto. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos encontró que una empresa de renta de automóviles en Ensenada, Baja California, y el Autódromo Race Park en Culiacán, simulaban la compra y venta de autopartes de lujo para blanquear capitales. Los Avendaño estaban desnudos.

Cinco años más tarde, en 2016, cayó Héctor. Tres meses más tarde fue aprehendido Martín. A Ignacio parece que se lo comió la tierra. Sergio está prófugo y operando.

“Estaban acabados, todos yéndose a otros grupos para recuperar poder. En eso llegó el Culiacazo y aprovecharon el caos”, asegura el militar.

La tarde del 17 de octubre de 2019 dio a los Avendaño la oportunidad deseada: demostrar que, incluso heridos en dos costados, podían pelear por el Cártel de Sinaloa. Al enterarse de la captura de Ovidio Guzmán, sacaron a la calle a sus tropas. Pusieron el pecho a las balas y ganaron: El Ratón fue devuelto a sus hermanos y los Avendaño recuperaron su puesto de honor.

De pronto, eran conscientes de la transformación del clan. Ya no eran lavadores de dinero, sino brazo armado, así que cambiaron su nombre para estar a la altura de la nueva etapa. 

Renacieron como las Fuerzas Especiales Avendaño y, como guiño a los símbolos infantiles usados por Ovidio Guzmán para identificarse, las FEA adoptaron como ícono a Daniel El Travieso, un niño problema, cuya caricatura incrustan en pistolas usando finos brillantes.

Las FEA se quedaron junto a Ovidio y sus hermanos Joaquín, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo. Su lealtad a Los Menores, presumían en mantas colgadas por Navolato y Los Mochis, estaba fuera de discusión. 

Y así lo hicieron saber cuando la cúpula del Cártel de Sinaloa se partió en dos: los Avendaño eligieron el bando de Los Chapitos para pelear contra La Mayiza.

Sin embargo, eso cambió hace dos meses, según la inteligencia militar en Sinaloa: Los Chapitos dejaron de apoyar a las FEA con protección institucional y ríos de dinero y armas; en venganza por los pactos rotos, sus viejos aliados les dieron la espalda y se unieron al “Mayito Flaco” en un movimiento imperdonable.

“Históricamente, La Mayiza ha sido más difícil de neutralizar porque operan en las zonas donde su líder, El Mayo, se había sentido seguro cuando estaba en libertad: zonas rurales, la montaña, incluso operan desde cuevas que sólo conocen bien las personas nacidas en la sierra. Eso siempre dificulta los operativos.

“En cambio, La Chapiza opera como su padre, El Chapo, que le gustaba verse por restaurantes caros, buenos hoteles, zonas residenciales. Es un grupo eminentemente urbano. Eso hace más sencilla nuestra labor. Y cuando gente que trabajaba para ellos se pasa a La Mayiza, como las FEA, se mezclan y nos facilitan el trabajo, porque no se conocen y cometen errores”, aseguró el militar sobre el cambio de bando.

A casi un año de la “guerra en Sinaloa”, ninguna alianza está escrita en piedra. Todos son pactos arenosos en plena tormenta.

 

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