LA MAYIZA PROFANA TEMPLO en CULIACAN para MANDAR MENSAJE de MUERTE a la CHAPIZA con CUERPOS DEMEMBRADOS
El hallazgo de dos cuerpos completamente desmembrados,localizados ayer en el estacionamiento del templo de La Lomita, en Culiacán, no sólo representa un acto de extrema violencia, sino que envía un mensaje cargado de simbolismo y desafío tanto a la sociedad como a las instituciones religiosas y al Estado completamente rebasado, bajo permanente despliegue militar y una estrategia nuevamente fallida que presume de lo que carece, inteligencia y coordinacion.
Los feligreses se percataron de las bolsas con los cadáveres abandonados en la cajuela de un vehículo marca Honda Civic color guinda una vez concluida la celebración religiosa en la capital de Sinaloa que arrastra una crisis de gobernabilidad desde hace más de un año.
Los sicarios se dieron tiempo para colocar un narcomensaje dirigido al grupo “chapozetas”, al que responsabilizó de la ejecución de una mujer y un jardinero.
Al considerar el contexto criminal, no podemos dejar de advertir el significado de usar un espacio sagrado y la perspectiva bíblica sobre la violencia y el castigo divino.
Desafío y mensaje de los criminales
El abandono de cuerpos en un templo católico tan emblemático como La Lomita constituye un acto de alto impacto mediático y social. Los templos suelen ser considerados espacios de refugio y paz, por lo que su profanación implica un mensaje de poder y desprecio hacia los valores comunitarios y religiosos.
Dejar restos humanos junto a una cartulina con mensaje intimidatorio, como ocurrió en este caso, es una estrategia de los grupos criminales para seguir sembrando terror en un ciclo de permanente cosecha de pánico.
Demostrar control territorial y seguir desafiando con exito a las autoridades, incluso en lugares tradicionalmente respetados.
Este tipo de acciones también busca enviar una advertencia directa a rivales o a la sociedad en general: “Ningún lugar es seguro, ni siquiera los más sagrados”, evidenciando la ruptura de los límites tradicionales del respeto social.
El uso de templos y espacios religiosos por el crimen organizado
El fenómeno de utilizar templos o símbolos religiosos no es nuevo. En América Latina, se han documentado casos donde iglesias han sido usadas como refugio, fachada para lavado de dinero o incluso escenario de crímenes, aprovechando su estatus de respeto y protección social.
Sin embargo, la utilización de un templo para exhibir violencia extrema es un escalamiento: convierte el espacio religioso en escenario de terror y busca socavar la confianza de la comunidad en sus instituciones más arraigadas.
Perspectiva bíblica y la idea de que “Dios no castiga”
Desde la visión bíblica, el uso de la violencia y la profanación de lugares sagrados se condena abiertamente. La Biblia muestra que la violencia entre hermanos y la profanación de lo sagrado son actos que se oponen a la voluntad de Dios, quien valora la vida y la fraternidad.
Sobre el castigo divino, existe debate teológico. Algunas corrientes sostienen que Dios no “castiga” en el sentido humano de venganza, sino que disciplina con amor, buscando la conversión y el arrepentimiento del pecador, como lo explica Hebreos 12:7-11. La disciplina divina es correctiva, no destructiva.
Sin embargo, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hablan de consecuencias para quienes persisten en la maldad y la injusticia, aunque el énfasis está en la misericordia y la posibilidad de redención.
La violencia, especialmente en contextos religiosos, es vista como una ruptura grave del orden querido por Dios.
En el relato de Caín y Abel, la violencia fratricida dentro de un contexto de culto es condenada, y aunque Caín es castigado, Dios pone límites a la venganza y protege la vida, subrayando que la violencia nunca es el camino legítimo
Directo al inferno ?
Las redes por supuesto estallaron indignadas, pues existe la creencia popular muy arraigada de que quienes cometen crímenes atroces, como los responsables del acto en La Lomita, “se irán directo al infierno”. Para entender cómo se relaciona esto con la Biblia, es clave desmenuzar qué enseña realmente la Escritura sobre el infierno y quiénes van allí.
¿Qué dice la Biblia sobre el infierno?
1. El infierno es real y es un lugar de castigo
La Biblia describe el infierno (con términos como Gehena, Hades, lago de fuego) como un lugar de sufrimiento consciente y eterno para quienes rechazan a Dios y persisten en el mal. Jesús mismo habló con frecuencia de este destino:
“Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41).
“Allí será el llanto y el crujir de dientes” (Mateo 13:42).
“Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 14:11)
2. ¿Quiénes van al infierno según la Biblia?
No es un castigo reservado solo para crímenes atroces, sino para todos los que rechazan a Dios y viven en desobediencia, incluyendo a “los cobardes, los incrédulos, los abominables, los homicidas…” (Apocalipsis 21:8). El juicio es por la separación definitiva de Dios, no solo por la gravedad de los pecados humanos.
3. El infierno es eterno y sin escape
La Escritura enfatiza que el castigo es eterno, sin posibilidad de redención o alivio una vez allí (Mateo 25:46, Marcos 9:43-48).
4. El infierno es separación de Dios
Más allá del sufrimiento físico, el infierno es descrito como separación total de la presencia y la gloria de Dios (2 Tesalonicenses 1:9).
Reflexión sobre la frase “se irán directo al infierno”
La Biblia sí enseña que existe un castigo eterno para los que eligen el mal y rechazan a Dios, pero también deja claro que el juicio final corresponde solo a Dios, quien conoce el corazón y las intenciones de cada persona. No es tarea humana decidir quién va o no va al infierno; esa es una prerrogativa divina.
¿Qué hay del “terrorismo” y el odio?
La Biblia condena la violencia, el odio y la maldad. Jesús enseñó a amar incluso a los enemigos (Mateo 5:44), y el Nuevo Testamento advierte que quienes practican el mal y no se arrepienten enfrentarán el juicio de Dios (Romanos 2:5-6)
¿Y la misericordia?
Aunque la Biblia habla del infierno, también subraya que Dios es “compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en amor” (Éxodo 34:6)[14]. La salvación y el perdón están disponibles para todos los que se arrepienten, sin importar la gravedad de sus pecados, mientras haya vida (1 Juan 1:9).
En resumen:
La Biblia enseña que el infierno es un lugar real, de castigo eterno y separación de Dios, reservado para quienes rechazan a Dios y persisten en el mal. Sin embargo, el juicio final es solo de Dios, no de los hombres. La condena bíblica al odio, la violencia y la maldad es clara, pero también lo es la invitación al arrepentimiento y la misericordia para todos.