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Sergio Villarreal Barragán “El Grande” va con todo contra Genaro García Luna

- 20:59:00

Sergio Villarreal Barragán “El Grande” va con todo contra Genaro García Luna

El juez federal Brian Cogan, a cargo del juicio contra el exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, avaló a algunos de los testigos que presentará el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

Entre los nombres palomeados destaca el de Sergio Villarreal Barragán “El Grande”, un sanguinario narcotraficante que fue pieza clave de la célula criminal encabezada por los hermanos Beltrán Leyva.

“El Grande” fue deportado a Estados Unidos en 2012 luego de servir como testigo protegido para la Procuraduría General de la República (PGR), durante el sexenio de Felipe Calderón, quien tuvo a Genaro García Luna como secretario de Seguridad Pública.

A la PGR le reveló la forma en que operaba el negocio del tráfico de drogas y la forma en que asesinó a quienes consideraba “traidores”.

Incluso se prestó para difamar a Proceso y al reportero Ricardo Ravelo a través de Televisa, que en su noticiario estelar difundió declaraciones de “El Grande” en las que aseguró haber pagado 50 mil dólares al semanario para que no se publicara nada en su contra en 2007.

“La calumnia quedó al descubierto fácilmente, toda vez que de 2005 a la fecha Proceso no ha guardado silencio en torno a las correrías del capo”, escribió el mismo Ricardo Ravelo el martes 5 de junio de 2012.

Su ascenso

En ese mismo reportaje se narra la carrera delictiva de Sergio Villarreal Barragán “El Grande”, que comenzó como ladrón de autos en Torreón, Coahuila.

Más tarde fue policía en esa ciudad y se relacionó con Los Zetas y el Cártel del Golfo, pero finalmente se incorporó con la célula del Cártel de Sinaloa encabezada por Arturo y Alfredo Beltrán Leyva. También tuvo relaciones con Édgar Valdez Villarreal “La Barbie”.

Su zona de influencia era la Comarca Lagunera, pero su centro de operaciones se mantuvo en Torreón.

Mario, un testigo protegido de la PGR que fue parte del equipo de seguridad de “El Grande”, narró que su patrón era protegido de la Policía Federal, que le avisaba con antelación de los operativos en su contra.

También aseguró que el narcotraficante se reunía en bares o restaurantes lujosos con los fiscales que lo investigaban para negociar los sobornos.

Testigo protegido de la PGR

Su meteórica carrera en el narcotráfico se vino abajo cuando los hermanos Beltrán Leyva y Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” rompieron relaciones. “El Grande” comenzó a ser perseguido por el Ejército y la Marina, por lo que tuvo que refugiarse en Morelos y luego en Puebla, donde fue detenido el 12 de septiembre de 2010.

Fue entonces que se convirtió en testigo protegido de la PGR, a la que narró la forma en que traficaba cocaína y cómo mandaba matar o ejecutaba a quienes consideraba “traidores”.

En su testimonio, por ejemplo, narró que por órdenes de Arturo Beltrán torturó y asesinó a Mario Pineda Villa “El MP”.

“A ese marrano yo mismo lo levanté. Se creía muy sanguinario y además no era de mi agrado. Lo amarré y le di de patadas hasta que perdió el conocimiento. Le dije: ‘Ya ves, pinche marrano, ¿no que muy cabrón?’; posteriormente ordené que lo subieran a un vehículo y que fuera trasladado por la carretera vieja que lleva a Cuernavaca. A la altura del poblado de Huitzilac, Morelos, lo bajaron y descargué una ráfaga de cuerno de chivo en contra de él estando amarrado.

“Posteriormente Arturo me ordenó que ejecutara a todos los que tenían relación con El MP o sencillamente quien fuera su amigo, aunque no tuviera que ver con el negocio de las drogas. Así se procedió en esos días, levantando más o menos a 90 personas, mismas que eran golpeadas y ejecutadas”.

Antes de ser extraditado a Estados Unidos, Villarreal dejó testimonios relacionados con los militares actualmente acusados de servir a la célula de los hermanos Beltrán Leyva, entre ellos Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia Vargas, Roberto Dawe González y el teniente coronel Silvio Hernández.

Expuso que estos altos mandos castrenses formaban parte de una red de protección de la célula que encabezaba Arturo Beltrán Leyva y que a cambio de ello les pagaban sumas millonarias en dólares.

 

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