La realidad se aferra a contradecir los discursos con cálculos politicos del oficialismo MORENO: mientras la presidenta Sheinbaum promete que “no es guerra”, en las carreteras y pueblos los balazos niegan esa frase con toda la brusquedad que da la pólvora. Apenas ayer jueves, un enfrentamiento en Escuinapa,en Sinaloa, dejó cuatro elementos de la Marina en el hospital, con uno en condición delicada, y el operativo militar a todo vapor, marcando otra jornada sangrienta en la interminable serie de conflictos que los gobernantes se empeñan en minimizar.
Repetición de un destino anunciado
No importa cuántas veces cambien el eslogan en Palacio, la narrativa se tropieza con los hechos y revive, sin pudor, la profecía amarga de Calderón en 2006: “la guerra será larga, costará muchas vidas humanas, mucho dinero y no veré el resultado”.
El país sigue repitiendo los mismos errores que se prometieron erradicar. Harfuch, el nuevo protagonista en esta tragicomedia, repite la advertencia como disco rayado, pero la banda sonora la ponen los enfrentamientos, los militares heridos, los levantados, la mataron nacional y el miedo que campea por las calles de gran parte del pais.
¿Cambio de era o “copy-paste” criminal?
Mientras las promesas de paz y nueva estrategia se desmoronan frente a cada operativo y crecen los «Planes» como infección a otras geografías criminales como Michoacan,lo que equivale a gastar mas recursos, materiales y humanos que terminan fragmentando las capacidades existentes , Escuinapa es hoy el escenario que desnuda las contradicciones del discurso oficial.
El hospital resguardado por fuerzas federales, cuerpos heridos y la población viendo la película repetida, solo que ahora con nuevos protagonistas y sin final feliz a la vista. La guerra, negada en las mañaneras, grita su existencia cada día, justo como pronosticó Calderón—el ciclo sin remedio, donde la sangre y dinero siguen fluyendo, y los resultados, como siempre, brillan por su ausencia.