Como parte de las investigaciones, trasciende que el padrastro de un estudiante con quien Ulises R. L. tuvo problemas en la escuela, contrató a Ulises A. O. para la ejecución del menor.
Aparentemente esa persona importa carros para distintos grupos delictivos.
En su detención el 17 de mayo, A. O. dijo a los policías que pertenece al grupo delictivo La Línea, pero no demostró que así sea, aunque señaló nombres de sus jefes, probablemente de Los Aztecas, se dio a conocer extraoficialmente.
Una vez que recibió la orden para ejecutar el “trabajo”, el coordinador de los jóvenes sicarios armó un chat de Whatsapp y desde ahí entablaron toda la comunicación para acceder a su víctima y privarla de la vida. Participaron alrededor de seis muchachos en vehículos modelo 2022, entre ellos una Suburban.
Literalmente, se trató de un comando armado para cometer el delito aunque no fuera alguien que representaría mayor “problema”. Solo se trataba de un estudiante común, similar a todos sus compañeros del plantel educativo.
Así ocurrió el asesinato del joven estudiante del CBTIS 128, S.U.R.L., la tarde del pasado 2 de mayo en las afueras del propio plantel educativo. Recibió un disparo en la pierna y otro en el pecho. Murió camino al hospital. Una compañera del fallecido resultó lesionada.
Dejaron los asesinos bastantes evidencias a pesar de su historial de crímenes. Lo balearon frente a muchos estudiantes del plantel educativo, usaron los vehículos muy llamativos y lo hicieron ante algunas cámaras de vigilancia que lograron captarlos. Quizá confiaron en la impunidad hasta ese momento.
Los jóvenes forman parte de un grupo delictivo dedicado al narcomenudeo y al sicariato vinculado a La Linea o los Aztecas, aunque eso esta por determinarse aun y privaron de la vida a S.U.R.L. por un pleito en el interior del CBTIS con otro alumno cuyo padrastro aparentemente pagó por el ataque. Una sinrazón desde cualquier punto de vista. Ahora son investigados por al menos otras seis muertes.
El 16 de mayo fue detenido el primero de ellos, Ulises A. O., mientras conducía un KIA 2022 por calles de la colonia La Cuesta. Traía casi 10 gramos de cocaína y una pistola calibre .380.
Aunque fue identificado como uno de los asesinos y decretada por el juez legal la detención llevada a cabo por parte de policías pertenecientes a la Agencia Estatal de Investigaciones, insólitamente el propio juez de primera instancia, Luis Hernández Zúñiga, corruptamente y seguro por que "le llegaron al precio", ordenó el 19 de mayo la “inmediata libertad” bajo el argumento de que fue “retenido ilegalmente” cuatro horas después de la detención, tiempo que duró el papeleo de rigor en la Fiscalía norte, el llenado de los formatos de consignación y hasta la disposición del vehículo en el corralón correspondiente.
Algo muy, muy extraño hay en ese juez que analizaremos luego con mayor detenimiento.
La madrugada de este martes fue detenido otro jefe del mismo grupo de sicarios y narcomenudistas, Gabriel Fernando L. A., quien ofreció abundantes detalles sobre el operativo para quitar la vida al menor S.U.R.L. No dejó fuera de su confesión ningún nombre, por supuesto en primer orden el de Ulises A. O.
La tarde del mismo martes hubo audiencia con el juez. Ya le fue formulada la imputación, pero la audiencia de vinculación o no a proceso será desarrollada estos días.
A ver cuál $era la po$tura del señor juzgador de exóticas resoluciones, Hernández Zúñiga.