“Te voy a volver un sicario famoso”, le dijo Cherry a Carlos “Te culiaste Córrele porque te voy a matar, hijo de tu put madre”
El medio especializado en el fenómeno de la crimen organizado InsightCrime documentó el testimonio de “Carlos”, un ciudadano guatemalteco que a lo largo de su vida se vio envuelto en diversos delitos y cuyos vínculos con delincuentes lo llevaron a ser sicario de un cártel en Michoacán.
“Carlos” creció en Guatemala, siendo abandonado por su padre, mientras que su madre migró a los Estados Unidos para sostener a su hijo y parientes que dejó en su país, por lo que Carlos creció bajo el cuidado de su abuela y tíos.
A los 14 años abandonó la escuela y siendo aficionado a la bebida, se la pasaba en las calles con sus amigos, cometiendo delitos menores.
A los 18 años su madre le pagó a un “coyote” para que lo cruzara a los Estados Unidos, donde consiguió empleo como obrero y se hizo amigo de “Pepe”, un mexicano originario de Michoacán.
Cinco veces Carlos fue deportado de los Estados Unidos, luego de pasar por la cárcel; la primera vez fue a los 20 años, capturado en posesión de cocaína, y luego por conducir en estado de ebriedad. A lo largo de sus múltiples estancias en EEUU, se unió a pandillas criminales y con tatuajes reafirmó su pertenencia a ellas.
Finalmente fue deportado a Guatemala, donde sus conocimientos en inglés le permitieron acceder a un call center, pero su amigo Pepe lo contactó para ofrecerle trabajo como “guardaespaldas” para un traficante de metanfetamina en Michoacán.
“Cherry”, como se identifica a este personaje, operaba para los cárteles michoacanos y vendía metanfetamina a Pepe, quien la traficaba a los Estados Unidos. Cherry era jefe de una célula de 50 pistoleros que cuidaba la operación de su estructura criminal. A su vez, él era parte de la alianza criminal Carteles Unidos, conformada por diversos cárteles como el de Tepalcatepec, Los Viagras, Blancos de Troya, Familia Michoacana y Caballeros Templarios.
Carlos aceptó el trabajo y viajó a Michoacán, dejando en Guatemala a su esposa e hijo. Una vez en el solio de Ocampo, a ´le y otros pistoleros le dieron entrenamiento en uso de armas.
“Te voy a volver un sicario famoso”, le dijo Cherry a Carlos una vez que se conocieron, según su testimonio.
Le dieron armas, dinero y ropa y lo llevaron a un bosque para que hacer prácticas de tiro, y posteriormente los tatuaron con el mismo símbolo de un animal, para identificarlos como parte de la célula de Cherry.
Además de ser los escoltas de su jefe y acompañarlo en sus desplazamientos y reuniones con otros jefes de la droga, en ocasiones vigilaban casas donde se resguardaban droga y dinero. Su sueldo era de 3 mil pesos semanales.
Luego los enviaron a una trinchera de Carteles Unidos en los límites con el territorio del Cártel Jalisco Nueva Generación, donde Carlos y sus compañeros entraron en combate.
La situación cambió cuando Cherry se alió con el CJNG y dejó a Carteles Unidos, entonces Carlos fue enviado a territorio jalisciense y recibió un nuevo entrenamiento, esta vez con tácticas militares.
De nueva cuenta fue enviado a una zona boscosa, donde el CJNG preparaba una incursión a territorio enemigo, pero el Ejército logró ubicarlos y fue tras ellos.
Carlos y otros compañeros lograron escapar, y entonces decidió abandonar al grupo de Cherry, a quien le mandó un mensaje anunciándole que desertaba.
“Te culiaste. Córrele porque te voy a matar, hijo de tu puta madre”, fue la respuesta de su exjefe.
Carlos le pidió ayuda a uno de sus hermanos en Estados Unidos, y este logró que un coyote lo cruzara por la frontera por enésima ocasión, donde ya lo esperaba su madre, esposa a e hija, a quienes tenía 10 años que no veía.
De acuerdo con InsightCrime, Cherry no olvidó a Carlos, pues días antes de la entrevista, le mandó un mensaje amenazante.
“Qué onda, pelón. No que es muy chingón. Mira con la mamada que me saliste. ¿Sabes qué? Te voy a matar”.