El día que El Niño de Oro se negó a saludar a El Chapo Guzmán y este en represalia mando matarlo con todo y su escolta de Ministeriales
En el juicio que se llevó a cabo contra Joaquín “El Chapo” Guzmán en la Corte Federal del Distrito de Brooklyn no solo se le acusó de traficar toneladas de drogas a los Estados Unidos, sino también de participar en más de una treintena de asesinatos, algunos de ellos motivados por nimiedades.
El lunes 19 de noviembre de 2018, al inicio de la segunda semana del juicio del siglo, Jesús Reynaldo Zambada García, alias “El Rey”, hermano de Ismael “Mayo” Zambada, el co-fundador del Cártel de Sinaloa que jamás ha pisado una cárcel, relató cómo un error pequeño, pero garrafal, le costó la vida a Rodolfo Carrillo Fuentes, “El niño de oro”.
De acuerdo con el relato de “El Rey”, el asesinato de uno de los hijos de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, ocurrió en el contexto de la guerra narco que en los primeros años del siglo protagonizaron el Cártel de Sinaloa y Los Zetas.
Fuentes, líder del Cártel de Juárez, se había aliado con los de la última letra. Sin embargo, en 2004 Ismael Zambada, “El Mayo, organizó una reunión con el objetivo de pactar una tregua, pero al momento de dar el apretón simbólico de armisticio Carrillo Fuentes le negó el saludo al “Chapo”, quien segundos antes le había extendido la mano.
Guzmán Loera no se tomó nada bien la grosería de Carrillo Fuentes. “El Chapo dijo que lo mataría”, le explicó “El Rey” Zambada al jurado.
El 11 de septiembre de ese mismo año, ocurrió lo que varios historiadores del narco interpretaron como la separación definitiva del Cártel de Juárez y el de Sinaloa. Los informes de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) y de la Secretaría de la Defensa Nacional atribuyeron la muerte de Rodolfo Carrillo, como lo confirmaría “El Rey” más de una década después, al ex líder del Cártel de Sinaloa, ahora preso en una cárcel de máxima seguridad en Colorado.
El asesinato del “Niño de oro” requirió una planeación más compleja de lo normal. “El Chapo” sabía que Carrillo siempre andaba escoltado por elementos de la Policía Ministerial del Estado de Sinaloa, en aquella época encabezados por el entonces comandante Pedro Pérez López, quien había desarticulado bandas de secuestradores y robacarros.
El reloj marcaba las 16:00 horas. Las salas y las tiendas de Plaza Cinépolis, en Culiacán, lucían abarrotados. Rodolfo, su esposa y sus dos hijos pequeños caminaban por el estacionamiento del centro comercial. La familia era escoltada por Pérez López, aquel comandante que también había sobrevivido a dos atentados perpetrados por sicarios del Cártel de Tijuana, liderados por Ramón Arellano Félix.
Antes de llegar a su automóvil, Carrillo Fuentes fue acorralado por un grupo de gatilleros que le dispararon desde varios frentes. El comandante de la PME y sus compañeros lograron repeler la agresión, pero no lograron salvar las vidas del “Niño de oro” y su esposa. Un cuidador de autos también fue alcanzado por las balas.
Pedro Pérez resultó herido y pidió refuerzos por radio. En cuestión de minutos todo el estacionamiento de la plaza comercial se vio rodeado por elementos de todas las corporaciones policiales. Se inició una persecución de los sicarios que culminó a espaldas del Seminario, donde cinco de ellos fueron abatidos.