"Tienes que jalar con nosotros o aquí quedan muertos; A mi apá se lo llevaron hace 15 años y no supe mas de el
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Michoacanos que huyen de sus comunidades para no ser reclutados por el crimen organizado en especial el narcotráfico están saturando albergues de migrantes en la frontera norte mientras piden asilo al Gobierno de Estados Unidos.
En Ciudad Juárez y en Tijuana albergues, calles, casas en renta y algunos hoteles resguardan a familias desplazadas por los cárteles en Tierra Caliente.
Mezclados entre centroamericanos y cubanos, se han convertido en un migrante más.
En Juárez, desde hace 20 días se encuentra Joel, nombre ficticio de un hombre de 39 años que huyó de Michoacán cuando le apuntaron con un arma afuera de su casa.
El pescador contó en entrevista que es uno más de los que el crimen organizado quiso integrar a sus filas, y que, al rechazarlo, temió por su vida, la de su esposa y cuatro hijos.
“Me desalojaron de mi casa, me la quitaron. Allá quieren que se meta uno a trabajar con ellos”, dijo nervioso.
Mientras espera la reapertura de la frontera con El Paso, Texas, Joel cuenta que cuando habló con un familiar que reside en Estados Unidos para contarle que les habían quitado la casa, él lo orientó sobre cómo pedir asilo. “Me dijo: ‘Ande a ver, quien quite y los acepten. Si no, a ver cómo le hacemos'”.
En Tijuana la situación no es diferente. Decenas de familias de Michoacán, así como de Guerrero, protagonizan una nueva ola de migración.
Esteban tiene 17 años y era sembrador de melón cerca de Uruapan.
“Vine huyendo con mis tías y primos porque unos con armas largas nos alcanzaron a mi primo y a mí, nos dijeron: ‘tienen que jalar con nosotros o aquí quedan muertos'”.
“Por puro instinto corrí, porque a mi papá así se lo llevaron hace 15 años y no supe más de él”.