El CJNG llego a la CDMX, somos El CJNG y queremos 5 millones de pesos dijeron Sicarios uno de ellos la obligo a quitarse la ropa y la violo
El 23 de septiembre del año pasado varios hombres armados entraron por la fuerza a la casa de “Martha”, en el barrio San Lorenzo la Cebada, en Xochimilco.
“Somos del Cártel de Jalisco Nueva Generación”, le dijo uno de ellos, y la obligó a que escuchara la bocina de un celular que le pusieron en la oreja. La voz en el auricular la amenazó. Le dijo que tenía que darles 5 millones de pesos porque sabían que acababa de comprar autos y tenía ahorros.
Uno de ellos la obligó a desnudarse y la violó, consta en la denuncia interpuesta en la Fiscalía de Xochimilco. Le quitaron dinero, celulares, documentos y le dieron un mes para depositar la cantidad. Las autoridades investigan, en efecto, si podría haberse tratado de una célula de ese cártel, ya que no era el primer hecho violento en el que presuntos miembros de ese grupo se presentaban como tal.
El 3 de agosto de 2018, José Carlos Acosta Ruiz, alcalde electo de Xochimilco, fue amenazado también por quienes se identificaron como del cártel de Jalisco. Le pidieron dar parte de los recursos públicos y estar a disposición del grupo delictivo, según se señala en el expediente.
Luego, en febrero de 2019, circuló un video en el que presuntos miembros de la organización anuncian su entrada a la Ciudad de México y amenazan a bandas contrarias, tal como lo han hecho en otros estados del país donde, efectivamente, logran entrar y dominar territorios.
Recientemente se difundió otro en el que, igual, amenazan y advierten de su presencia “para cuidar a los ciudadanos” de la capital mexicana. El atentado contra el máximo jefe de la seguridad de la ciudad, el secretario de Seguridad Ciudadana Omar García Harfuch, el pasado 26 de junio, fue la alerta más llamativa de que este grupo pretende tomar el control de la Ciudad de México, que para cualquier cártel es la “joya de la corona” dada su relevancia en cuanto a poder económico, político y estratégico.
El discurso del secretario de Seguridad y Protección Ciudadana Alfonso Durazo, el pasado 18 de septiembre en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador intentando minimizar la presencia de este grupo en la ciudad, podría resultar un riesgo para una estrategia efectiva.
La negación por parte del ex jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera que durante años permeó en el discurso oficial sobre la presencia de grupos de narcotráfico en la capital no permitió que existiera una estrategia efectiva contra ellos, ni que se diera adecuada atención al tema.
Si bien, esta organización criminal ha intentado desde finales de 2017 tomar el control primero, del narcomenudeo, y después de otros negocios ilícitos en varias alcaldías, no lo ha logrado del todo.
También es cierto que intentó aliarse con la “Antiunión”, liderada por Jorge Flores “El Tortas”, un secuestrador que fue absuelto, sorpresivamente, en 2017, y operaba en Garibaldi, pero que tampoco tuvo éxito.
Igual con el Cártel de Tláhuac que, mermado tras el abatimiento de su líder Felipe de Jesús Pérez Luna “El Ojos” en julio de 2017, decidió tejer algunos pactos con el cártel de Jalisco que tampoco derivaron en una organización fuerte que diera pasos de gigante en la capital.
Pero como a la señora “Martha”, varias víctimas más han denunciado extorsiones y amenazas de quienes se dicen ser parte del Cártel de Jalisco Nueva Generación.
La presencia de la organización en varias alcaldías, y los antecedentes de cómo creció su poder a pasos agigantados en todo el país en los últimos años, debería ser suficiente para que las autoridades no bajen la guardia en combatirlos.
El grupo liderado por Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” es el que mayor presencia tiene en el país y en el continente, por lo que subestimar su capacidad de fuego y de estrategia para hacerse del control de la Ciudad de México puede ser un error.
Así como también intentar mostrar números optimistas y palabras tranquilizadoras cuando un funcionario de alto nivel estuvo a punto de perder la vida en una emboscada, y en las calles se siguen peleando este y otros cárteles rivales.