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La historia los Pruneda, la Familia mas mas temido de Nuevo Laredo Tamaulipas, así fue como "El Fiscal de Hiero" traía la orden de la capital de exterminarlos

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La historia los Pruneda, la Familia mas mas temido de Nuevo Laredo Tamaulipas, así fue como "El Fiscal de Hiero" traía la orden de la capital de exterminarlos

La familia Reyes Pruneda fue detenida por un agente Federal que llegó a Nuevo Laredo Salvador del Toro Rosales alias el Fiscal de Hierro

En los años 70’s había una familia en Nuevo Laredo que fue muy temida de apellido Pruneda, hasta la fecha son recordados como parte de historias de la Frontera.

Para mediados de 1975, Nuevo Laredo padecía aún los estragos de su primera gran oleada de asesinatos provocada por el narcotráfico. Había comenzado en 1970, durante el segundo año del trienio de la administración del alcalde Francisco Garza Gutiérrez, y antes de que dejara el cargo, en 1971, habían sido ejecutadas treinta y tres personas, entre narcos, policías e inocentes vecinos que de pronto se vieron en medio de los enfrentamientos armados.

En 1972, ya durante el gobierno municipal del sucesor de Garza Gutiérrez, el también priísta, Abdón Rodríguez Sánchez, el número de muertos aumentó a sesenta.

Simona Pruneda

Para mediados de 1975, los enfrentamientos habían bañado a la ciudad fronteriza con la sangre de más de cien policías federales, inocentes y narcotraficantes, entre estos últimos algunos miembros de la familia Reyes Pruneda.

En realidad la violencia en Nuevo Laredo se desató el 2 de noviembre de 1970 cuando Refugio, Cuco Reyes Pruneda, en el restaurante La Siberia, mató a balazos a los agentes federales Rafael Hernández Hernández y Álvaro Díaz de León, que intentaron apresarlo al negarse a cubrir la parte acordada para que su familia pudiera trabajar sin ser molestada

La muerte de los dos federales fue el detonante que hizo estallar la guerra entre su familia y los federales.

Seis meses después, el 24 de mayo de 1971, como consecuencia de esa batalla, serían muertos otros dos policías de la Judicial del estado: Juan José Aguinaga Ríos y Bernardino Montemayor.Simona Reyes Pruneda y sus siete hijos, que un día se habían ganado la vida honradamente ahora lo hacían traficando drogas de una manera violenta.

La familia Pruneda en declive

Algo que no toleraban las autoridades, y por lo que en los últimos años se habían convertido en un estorbo para la buena marcha del negocio en Tamaulipas.

Cuco Pruneda

Los Reyes Pruneda era una familia de rancho que antiguamente vivió a las orillas de Nuevo Laredo. Cuando se decidieron entrar al negocio, sus ingresos se basaban en la siembra, cosecha y trasiego de la mariguana, y del tráfico de la goma de la amapola que elaboraban en rupestres laboratorios clandestinos. Desde entonces, a Simona y su prole se les tenía como una familia con poder y muy peligrosa.

Simona, de cincuenta y tantos años, era una mujer valiente y capaz de controlar a sus violentos vástagos.En su comarca no permitían que la gente de don Juan Nepomuceno o ningún otro competidor operara, ni tampoco pagaban a las autoridades la obligada renta, para que pudieran trabajar sin ser molestados.Un comandante de la federal comisionado en Matamoros que trabajaba para don Juan, intentó en cierta ocasión obligarlos a pagar el permiso, y poco después fue encontrado muerto a balazos.

Meses más tarde llegaron a Nuevo Laredo los agentes federales Rafael Hernández Hernández y Álvaro Díaz de León, dispuestos a obligarlos a deponer su actitud.Desde que llegaron, sus pasos fueron observados por Cuco, el mayor de los hijos de Simona, mientras los agentes llegaban a comer al restaurante La Siberia, y mientras devoraban por completo los tacos pedidos, fueron abatidos a balazos.

Se creyó que nadie podría impedir que los Reyes Pruneda continuaran traficando por su cuenta y asesinando a los representantes de la ley, hasta que un buen día arribó a Nuevo Laredo el licenciado Salvador del Toro Rosales, agente del Ministerio Público Federal al que se le conocía como El fiscal de hierro, por su firmeza y dureza para perseguir a los narcotraficantes. Todo cambió para la familia Reyes Pruneda.

El severo funcionario federal traía la orden de exterminarla, de lo contrario su mal ejemplo cundiría entre el resto de los traficantes que sí cumplían y pagaban el permiso para operar sin contratiempos. Primero ordenó al comandante de la Judicial Federal Everardo Perales el asesinato de Cuco, después encarceló a Simona, la jefa del clan, y giró órdenes de aprehensión contra todo sospechoso de ser miembro de la banda.

 

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