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“¡Estoy hasta la madre! Ellos ahí siguen, nosotros hacemos el trabajo, luego se toman la foto y dicen que ellos los hallaron, no, no y no

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“¡Estoy hasta la madre! Ellos FGE ahí siguen, nosotros hacemos el trabajo, luego se toman la foto y dicen que ellos los hallaron”.

Tijuana.— Perla no soltó la pala. Junto a sus hermanas y otra familia escarbaron hasta uno o dos metros de profundidad, primero un hueco y luego otro.

En una llamada anónima les habían advertido que habría no menos de seis cuerpos desperdigados. En uno de los hoyos clavaron la varilla, se disparó el olor y al quitar la tierra hallaron el cuerpo. Lo primero que reconocieron fueron los tenis, luego el cinto y después el resto de la ropa: era su hermano.

“Fue una cosa, luego otra y así. Nos soltamos a llorar porque fueron cinco meses de búsqueda y por lo menos ahora ya estará de regreso con nosotros, su familia”, explicó Perla mientras continuaba apoyando a otras familias a excavar para hallar más restos.

En total han sido ubicados siete cuerpos dentro de una fosa clandestina en el patio en una casa enclavada en la colonia Maclovio Rojas, al este de Tijuana, la misma que hace más de una década fue utilizada por Santiago Meza López, alias El Pozolero, para deshacer cientos de cuerpos en sosa cáustica bajo las órdenes del Cártel de Sinaloa.

Búsqueda fallida

 Otra de las compañeras del colectivo Una nación buscando-T recuerda que la semana pasada llegaron a colocar hojas en los postes de luz. Alguien ya les había informado de ese terreno y lo que escondían. Cuando visitaron el área por primera vez, se acercaron a la casa y casi de inmediato un desconocido les exigió irse.

Luego de informar a la Fiscalía General del Estado (FGE), la dependencia envió personal para buscar, hallaron un cuerpo y luego, basados en que los perros de búsqueda no les dieron indicios, aseguraron que ya no había más cadáveres. Se fueron.

“No sé cómo los entrenan”, cuestiona otra de las madres que es parte del colectivo, “no encajaron varillas, había cal por todas partes y el olor no dejaba de salir… todo indicaba que sí había y ellos se fueron, que les dejen de pagar si no saben hacer su trabajo”.

Pese a la negativa de la autoridad, alrededor de la casa improvisada con pedazos de madera, las familias continuaron buscando. Primero fueron los agentes quienes hallaron un cuerpo sin hacer más. El argumento era que no había otros cadáveres, aunque la información indicaba lo contrario. Los colectivos tomaron palas y, sin apoyo, se quedaron.

Desde el martes siguieron hasta el viernes, y por su cuenta hallaron seis cuerpos más, dos de ellos identificados por sus familiares que ahí estaban cavando. Aún falta confirmar con los resultados de las pruebas de sangre, pero la ropa e identificaciones son los primeros indicios.

Mientras, sobre la calle de la Maclovio Rojas, un par de agentes de la fiscalía permanecen en sus camionetas. A unos pasos de donde el resto trabaja. Nadie ha tomado una pala ni ha ayudado, una de las madres reclamó.

“¡Estoy hasta la madre! Ellos ahí siguen, nosotros hacemos el trabajo, luego se toman la foto y dicen que ellos los hallaron, no, no y no. Somos las familias”, luego, sólo tomó nuevamente la pala y siguió cavando.

 

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