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“Somos escoria” dice Guarda-espadas Cuando Caro Quintero decía ‘La Cucaracha’ tenía que hacerse lo que él decía”, Don Neto Fonseca se la vivía drogado

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“Somos escoria” dice Guarda-espadas Cuando Caro Quintero decía ‘La Cucaracha’ tenía que hacerse lo que él decía” Don Neto Fonseca se la vivía drogado 

Todos iniciaron en la policía estatal de Jalisco. Aseguran que por órdenes de sus superiores empezaron a cuidar fiestas lujosas en la ciudad de Guadalajara, donde afirman que había gente armada y corría mucha droga.

Pronto se dieron cuenta que las fiestas que cuidaban eran las de tres narcotraficantes llegados desde Sinaloa: Rafael Caro Quintero “El Narco de Narcos”, Ernesto Fonseca Carrillo “Don Neto” y Miguel Ángel Félix Gallardo.

La paga no era mala y negarse a cuidarlos habría sido desobedecer a sus jefes, lo cual, de igual manera, les hubiera costado la vida, según relataron tres ex guardaespaldas del Cártel de Guadalajara en la docuserie The Last Narc (El último infiltrado) de Amazon Prime. La trama central es el asesinato del ex agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, y su piloto en 1985 en México a manos del grupo criminal.

En la docuserie, los ex policías Jorge Godoy, René López y Ramón Lira contaron cómo eran las suntuosas fiestas de los narcotraficantes, cómo actuaban con impunidad en una Guadalajara que la serie define como el “epicentro del narco en México” en aquella época.

Godoy contó los arrebatos que tenía Caro Quintero, también conocido como “El Narco de Narcos” a quien cuando le gustaba una mujer “se le llevaba” aun en contra de su voluntad y después trataba de enamorarla.

“Cuando Caro Quintero decía ‘La Cucaracha’ tenía que hacerse lo que él decía”, narró y contó cómo en uno de sus arrebatos, en un restaurante llamado “La Langosta”, ordenó el asesinato brutal de dos turistas estadounidenses a los que confundió con agentes de la DEA. A uno de ellos le habría destrozado la cabeza con un picahielos.

Sus sicarios lo conocían como “El R-1”: cuando se pronunciaba esa clave, todos sabían de quién se trataba. “Era el más ‘mamón’, el más arrebatado”, dijo Godoy.

Como guardaespaldas tenían que hacer de todo, desde preparar los cigarros de marihuana para “Don Neto” hasta llevar paquetes de droga a políticos. Uno de ellos recordó que en 1983 policías recibieron la orden de custodiar tráileres cargados con droga de Caro Quintero.

René López, quien pasó a ser parte del cuerpo de escoltas de Fonseca Carrillo, afirmó que el narcotraficante se la vivía drogado, pero cuando no estaba bajo el influjo de estupefacientes “era una buena persona”. Recordó una vez que estaba recostado en el piso montando guardia, cuando pasó “Don Neto”, lo vio, y después le llevó un cobertor.

René López recordó que después de que habían atrapado a Caro Quintero, hace 35 años, Fonseca Carrillo y su gente huyeron al destino turístico de Puerto Vallarta, donde aseguraron que pasaba los días encerrado en su recámara y consumiendo drogas.

Cuando llegó la policía a detenerlo, le dio a sus hombres instrucciones para que se entregaran porque “ya estaba todo arreglado”, según les dijo y estaba seguro que en unos cuantos días quedarían libres, por eso siempre que se presentaba en la rejilla de prácticas lo hacía con una sonrisa y realizaba la señal la victoria con los dedos. Pero 35 años después sigue en arresto domiciliario, mientras que algunos de sus hombres, como López y Lira, salieron libres.

De quien no hablaron los ex empleados de los narcotraficantes fue de Miguel Ángel Félix Gallardo, ya que a diferencia de sus otros dos socios era más discreto y no se le veía en público consumiendo drogas, aunque sí era una presencia que dominaba en las grandes fiestas que ofrecían los narcotraficantes.

 

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