Unos 500 hombres y mujeres, los más pobres del Veracruz, regresaron el reto: sepan 'zetas' que aquí estamos en la sierra para desquitarnos por lo que nos hicieron y los primeros en pagar serán quienes entren a la comunidad a hacernos daño.
Uno de los levantados en armas era Román Vázquez, quien con una emoción recuerda que desde ese día, los criminales pisan con cuidado el pueblo.
"Los cárteles tienen dos ventajas sobre la gente: miedo y sorpresa. A nosotros se nos quitó el miedo. Y (con nosotros) armados, ellos pierden el elemento sorpresa", presume. "Cuando entendimos eso, empezó todo. Nos organizamos como autodefensas".
Tres años después, Román es un hombre que no existe, según el gobierno, porque no le quieren reconocer lo que él asegura: lidera 134 campesinos que duermen con armamento en sus casas, listos para tomar el pueblo cuando él ordene ir detrás de algún criminal que pise la sierra.
El grupo sabe patrullar de noche, bloquear caminos, perseguir comandos y dormir con un ojo abierto y otro cerrado.
Pero lo más importante: saben cazar animales para comer, así que su puntería es excepcional cuando se trata de tirar a un blanco en movimiento.
Saben tirar a matar.
'Descuartizado, molido'
— ¿Has pensado que enfrentarte contra los Zetas en Veracruz es un trabajo suicida? — pregunto a Román, de 55 años, en su casa-estudio a unas cuadras del centro de Zongolica.
— Sí, yo estoy consciente de que me van a matar — responde con una voz firme que hace juego con su escopeta recortada calibre 20, su carrillera de municiones expansivas al hombro y un revólver en el cinturón, apuntando a sus testículos.
— ¿Cómo imaginas que te matarán? — insisto.
— Yo te puedo decir que descuartizado, molido. Es un proceso. Soy creyente, dentro de mi conciencia, creo en un supremo creador y que si él sufrió, también yo.
Román Vázquez tiene 55 años y es el líder de primer grupo civil en Veracruz que se arma públicamente contra los cárteles de la droga. (Imagen por Daniel Ojeda/VICE News)
Ese es el costo, admite, de liderar un grupo de autodefensas que rompen con el molde del movimiento civil armado que irrumpió en 2012 en Michoacán contra los cárteles de La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios.
La Autodefensa de la Sierra de Zongolica es la primera en muchas cosas: en dar la pelea en Veracruz; en afrontar a Los Zetas; en pelear con las armas de reliquia o de la época de la Revolución Mexicana, en lugar de armamento de alto poder o de uso exclusivo del ejército; en operar sin bases ni retenes, pero sí con el teléfono siempre prendido por si se necesita emboscar al enemigo; y en estar registrados con credenciales firmadas por Román bajo el membrete del Movimiento Indígena Liberal Popular y Autónomo de Zongolica (MILPAZ), una organización popular que nació en la región para apoyar a los campesinos y que hoy es la carta de presentación de los vigilantes.
"Aquí todos tenemos armas viejas. No son cuernos de chivos, pero una escopeta recortada perfora todo. De un tiro te llevas cuatro o cinco personas (...) Si nos quieren chingar, órale. Pero no la van a tener fácil. Ya estuvo de eso", dice.
El 10 febrero de 2014, un grupo de encapuchados y embozados apareció en un video en Youtube con rifles, municiones y armas blancas. Posaban como anónimos frente a un letrero que decía "Autodefensa de la Sierra de Zongolica" y mostraban sus habilidades como expertos tiradores, imaginando que agujeraban sicarios. Dos días después de publicar el video, Román envió una carta a Los Pinos avisando que el grupo estaba dispuesto a guardar su armamento, si se reforzaba la seguridad en el municipio. El sello en el documento — del que VICE News posee una copia — prueba que fue recibido por la Dirección General de Atención Ciudadana de la Presidencia de la República, pero la violencia siguió creciendo y la autodefensa prefirió hacer un mayor acopio de armas, sabiendo que estaban por su cuenta.
Carta al presidente Enrique Peña Nieto, fechada el 12 de febrero de 2014: "no hacemos los conflictos ni los movimientos, sino ustedes en su gobierno por omitir nuestras demandas". (Imagen por VICE News)
"Sabíamos que el primer enemigo no serían Los Zetas, sino el gobierno. Por eso, advertimos en documentos que esto es una salida desesperada porque nos dejaron a nuestra suerte y porque estamos invocando el artículo 10 de la Constitución que nos permite actuar en legítima defensa (...) En Veracruz no existe la delincuencia organizada. Existe la delincuencia tolerada por el gobierno", argumenta Román.
Según él, la presencia de los grupos criminales en la zona obedece a pactos entre el Cártel de Los Zetas y el gobernador de Veracruz, Javier Duarte, correligionario del presidente Enrique Peña Nieto en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Es un pacto viejo, dice, que comenzó con el anterior gobernador Fidel Herrera, hoy cónsul en Barcelona, España. Él habría heredado un trato criminal al actual mandatario, quien lo honra queriendo o no. Por ello, su pelea es doblemente difícil: está atrapado entre el poder criminal y el poder político.
El ex gobernador del estado mexicano de Veracruz no es bienvenido en Barcelona. Leer más aquí.
— Yo desde hace tres años estoy muerto. Sé perfectamente que me van a matar, ¿cómo? Esa es la cuestión. O me levantan o me secuestran. Y aquí en Zongolica mucha gente estamos de acuerdo en que si hay un secuestrado aquí, no se paga nada. Sería darle de comer al lobo
— Si te secuestran, ¿qué nadie pague nada por ti? — cuestiono.
— Yo he hablado con mi familia. Tienen esa instrucción: si me secuestran, no paguen nada. Ni madres. Mi estrategia es otra: yo tengo un pacto con líderes de autodefensas en Michoacán y Guerrero. Si a mi me asesinan, me matan en un enfrentamiento... llámale táctica... ellos entran a Veracruz a hacer un desmadre. Por eso, tal vez, sigo vivo. El gobierno sabe que no le conviene que me maten, porque traigo gente atrás. Pero de que me matan, me matan. (...) Estoy en paz con la idea de ser el cebo. A mi me ofrecieron seguridad del estado, pero no, gracias. Esos que me cuidan me van a poner en la madre. Mejor solo, así cuando alguien se acerque, ya sé que viene a ponerme en la madre.
A principios de 2014, el gobernador de Veracruz Javier Duarte aseguró que "definitivamente no hay grupos de autodefensa" en el estado, aunque líderes empresariales y legisladores de oposición confirmaron la presencia de esos grupos. Año y medio después, frente a pobladores que se definieron como guardias comunitarias de la localidad de Soledad de Atzompa, en la sierra de Zongolica, Duarte matizó sus palabras y dijo que, en caso de existir las autodefensas, serían ilegales.
— El gobierno de Veracruz ha sostenido que el grupo no existe. Que no son autodefensas, acaso campesinos armados y sólo eso, ¿qué piensas?
— Sabemos que no tenemos el reconocimiento del gobierno, ¿cómo podrían? Pero en corto, la policía, los marinos, la comunidad, nos reconocen. Nos dicen 'nosotros no podemos solos, pónganles en la madre a esos hijos de la chingada' y saben que, en parte, nosotros ayudamos a la seguridad del municipio. Hoy Zongolica está relativamente en calma.
— ¿Qué tan dispuesto estás a entrar a una confrontación con los cárteles?
— Va a sonar contradictorio, pero no lo es: no tenemos nada contra la delincuencia. Los mexicanos pueden dedicarse a lo que les de la gana. Lo que exigimos a los cárteles es una regla de tres: no tienen derecho a cobrar piso, no tienen derecho a "dar piso" [matar] a nadie y no tienen derecho a levantar o secuestrar a nadie. Si la delincuencia respeta eso, nosotros los vamos a respetar.
— ¿Y si no respetan?
— Acá tenemos con qué defendernos. Y acá, estamos en el Reino de Dios, porque sabemos movernos mejor que ellos en la sierra. A ver de a cómo nos toca.
Veracruz, la próxima revuelta nacional
El hombre que no existe mira satisfecho a la cámara cuando el estruendo del balazo se pierde en el horizonte de la sierra. Su acompañante y miembro de las autodefensas, Fermín, le guarda la escopeta, las municiones y un pasamontañas en una mochila y emprendemos el camino hacia la salida de la sierra.
'Los que nos levantamos en armas, tenemos motivos de sobra. Ha corrido mucha sangre inocente'.
El camino es un recuento de las últimas desgracias en Veracruz: los 35 cuerpos con huellas de tortura aventados frente a una plaza comercial en el municipio de Boca del Río, los 31 restos hallados en una narcofosa en la región de Tres Valles, los cinco jóvenes que la policía de Tierra Blanca entregó a los criminales para que los asesinaran, las decenas de mujeres raptadas en corredor industrial Córdoba-Orizaba con presuntos fines de explotación sexual.
Mes y medio después vendría otra tragedia: tres jóvenes están desaparecidos y los familiares apuntan a que policías municipales de Papantla son los responsables.
Pero hay otro recuento que le da esperanzas a Román: él tiene noticias de autodefensas en otros municipios de Veracruz como Soledad de Atzompa, Tequila, Río Blanco, Tlaquilpa... y los municipios que se sumen este año. Antes de que acabe 2016, calcula que habrá cuatro comunidades más en una insurrección armada contra la dupla cártel-gobierno.
De acuerdo con Román, 134 miembros integran la Autodefensa de la Sierra de Zongolica y cada mes el número crece. (Imagen tomada de Youtube)
A punto de despedirnos, Román tiene una revelación y a manera de reflexión suelta un cálculo que, pide, guardemos en la memoria.
"En Michoacán, la delincuencia llevaba al menos diez años ahí cuando se levantaron las autodefensas. Se tardaron una década en defenderse. Acá ya llevamos tres años organizando esto. Pero no llegamos a cinco. Esto va a reventar.
"Marca mis palabras: en Veracruz va a ser la siguiente gran revuelta nacional por la seguridad". vice