NO FUE COMBATE,FUE EJECUCION
Cinco años. Cinco malditos años le tomó a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos confirmar lo que el aire de Calera ya olía desde 2020: que a catorce personas las mataron cuando ya estaban rendidas o desarmadas. Que el Ejército y la Policía de Zacatecas no enfrentaron, sino ajusticiaron. Y que la verdad, esa palabra manoseada por comunicados oficiales, tuvo que escarbar con bisturí entre balas, autopsias y mentiras para salir a respirar.
La recomendación 195VG/2025 cae como un ladrillo en el silencio verde olivo y azul estatal. Habla de disparos en la nuca, de cuerpos con golpes antes de morir, de víctimas que se rindieron y terminaron con un tiro en la cabeza. Pero lo que más apesta no son los cadáveres del expediente: es la impunidad fosilizada, intacta, perfumada con comunicados y cursos de “derechos humanos”.
Porque, hagámoslo claro: los casquillos desaparecieron —literalmente—, los escenarios del crimen fueron “limpiados” (así, como si borraran una fiesta incómoda), y el cuento oficial siguió siendo el mismo de siempre: “fue un enfrentamiento”. La CNDH —esa institución que despierta tarde y habla bajito— tuvo que esperar media década para decir que aquello no fue combate, sino ejecución.
Los “agentes del orden”, como les gustan llamarse a sí mismos, confundieron el Estado de derecho con un campo de tiro. Y lo que siguió fue la vieja rutina mexicana: informes maquillados, expedientes dormidos, y un rosario de promesas institucionales que no sirven ni para limpiar los zapatos del muerto número catorce.
Ahora el teatro burocrático se repite: denuncias administrativas, cursos de sensibilización, compensaciones económicas. Como si la justicia se midiera en pesos y talleres virtuales. Como si aprender sobre derechos humanos en PowerPoint pudiera borrar las heridas de un disparo por la espalda.
Y mientras tanto, las familias de Nueva Alianza siguen esperando que la justicia deje de trotar en mulas. Que alguien dé la cara, que alguien caiga. Pero todos sabemos cómo funciona este truco: la culpa siempre se evapora, los uniformes se lavan, y los muertos vuelven a ser “presuntos agresores”.
Zacatecas, una vez más, deja claro que en México la vida se puede apagar con el mismo dedo que aprieta un gatillo… y que la justicia, cuando llega, llega tarde y sin balas.
Que dice la CNDH:
En la recomendación, se expone que la versión oficial señala que las 14 personas murieron durante un enfrentamiento, el cual comenzó cuando ocho policías estatales, al circular en patrullas por la calle Francisco I. Madero de la localidad, fueron atacados a balazos por alrededor de 15 civiles, quienes descendieron de tres vehículos, y que al repeler la agresión fueron lesionados tres agentes, por lo que solicitaron apoyo vía radio.
Al refuerzo se sumaron cinco policías estatales y cinco militares, quienes al llegar a la comunidad encontraron a un civil sin vida, de los presuntos agresores, y detuvieron a otro lesionado.
De acuerdo con las declaraciones de los uniformados, los agresores huyeron a un despoblado, al sur de la localidad, donde comenzaron a dispararles, desatándose un segundo enfrentamiento que duró 30 minutos y tras el cual quedaron sin vida 12 hombres, con vestimenta tipo militar y armas de fuego.
Sin embargo, la CNDH establece que “se advirtieron inconsistencias”, al confrontar la información proporcionada por la Defensa y la SSP Zacatecas con las 14 necropsias y dictámenes de procesamiento de tres lugares de Intervención, elaborados por peritos de la Fiscalía de Justicia de Zacatecas, así como de la diligencia realizada el 24 de marzo de 2022 por personal de la Coordinación de Especialidades Científicas y Técnicas (CECyT) del propio organismo.
Con sustento en las opiniones médica forense y de criminalística emitidas por sus propios peritos, la Comisión determinó una aplicación “de fuerza letal arbitraria e ilegal”, debido a que siete de las 14 víctimas presentaban contusiones previas a su muerte; que 12 presentaron heridas por arma de fuego en el cráneo y los dos restantes en tórax y abdomen.
“En 8 de los casos del trayecto que siguió el proyectil pudo observarse que la víctima se encontraba de espaldas al victimario (agente de seguridad) y no delante, como se esperaría sucediera en un intercambio de disparos con duración de 30 treinta minutos”.
La CNDH advirtió que uno de los casos, la denominada víctima 14, se estableció que se encontraba en un plano inferior y de frente al victimario, incluso presentó una herida en la palma de la mano izquierda “que médicamente se consideran, como una lesión de las similares a las observadas en maniobras de protección y/o defensa”.
Este cadáver fue encontrado en un tercer lugar, en las inmediaciones del sitio del enfrentamiento, y no vestía ropa tipo militar, tampoco había casquillos percutidos ni un arma de fuego.
Un hermano de la víctima, al reconocer el cuerpo, manifestó ante la Fiscalía que él “llevaba tres años trabajando, cuidando animales y dando mantenimiento en el lugar”, lo que confirmó otro testigo al personal de la CNDH en su visita a la comunidad.
En la recomendación, el organismo destaca en el primer lugar de intervención si se encontró una “zona de casquillos percutidos”, no así en el segundo lugar de intervención, donde se suscitó el enfrentamiento por lapso de 30 minutos, ni el tercer lugar.
De acuerdo con la opinión en criminalística, esa ausencia de casquillos podría ser el resultado de tres situaciones: que el lugar de los hechos hubiera sido modificado por los policías y militares, antes de que llegaran los peritos; que las 12 doce víctimas localizadas “no hubieran accionado ninguna de las 9 nueve armas de fuego largas que portaban “y por eso no había casquillos.
“También resultaría factible que tanto las víctimas no hubieran disparado y además que los servidores públicos hubieran limpiado el sitio desde el cual dispararon llevándose los elementos balísticos que generaron”.
Con estos antecedentes, la CNDH concluyó que “de manera indiciaria, los civiles armados, ubicados en el segundo lugar de intervención, se rindieron o fueron desarmados, para posteriormente ser golpeados y finalmente privados de la vida”.