Los 50 millones de dólares que salvaron a Osiel Cárdenas Guillén
En los procesos judiciales de El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada, el juez federal Brian Cogan en New York les impuso multas cuantiosas. Además de una cadena perpetua, al Chapo le exigió pagar 12 mil 600 millones de dólares; mientras que al Mayo, la multa ascendió a 15 mil millones. Para dimensionar ese monto, equivaldría a casi 280 mil millones de pesos, una cifra comparable con el presupuesto anual de la Ciudad de México.
Estas cifras astronómicas no significan que tales sumas en efectivo estuvieran en poder de los capos mexicanos. Son estimaciones judiciales basadas en los ingresos ilícitos que sus organizaciones generaron durante décadas, calculados a partir del volumen de drogas traficadas y el dinero lavado. Una sanción simbólica del gobierno de Donald Trump, pero también un mecanismo legal que permite decomisar cualquier activo o propiedad que identifiquen a nombre de capos o de sus cárteles.
Hasta el día de hoy, el único capo mexicano que se conoce que entregó parte de su fortuna a las autoridades estadounidenses para una reducción de su condena es Osiel Cárdenas Guillén, el mismísimo exlíder del Cártel del Golfo, quien salió de aquel país ocho años antes de cumplir su sentencia.
Lo logró gracias a un acuerdo secreto que incluyó entregar 50 millones de dólares al Departamento de Justicia de Estados Unidos. Esto lo sabemos por documentos desclasificados que publicó el diario Dallas Morning News.
Osiel había sido condenado por una corte federal del Distrito de Texas por los delitos de narcotráfico y lavado de dinero, entre otros, a 25 años de cárcel. Su libertad anticipada le costó 6.25 millones de dólares por cada año. Además, el Barón de las drogas se portó muy decentemente en el reclusorio Terre Haute, de Indiana.
Hoy Osiel Cárdenas Guillén no está en libertad, lo enviaron de regreso a su país en diciembre de 2024, en el que fue detenido y encarcelado en el penal de máxima seguridad del Altiplano, donde tiene la posibilidad de regresar a los “malos pasos”.
Los documentos oficiales que contienen el acuerdo que hizo con la justicia estadounidense fueron obtenidos y publicados en abril de 2016 en un reportaje de los colegas Alfredo Corchado y Kevin Krause. Los 50 millones de dólares que entregó fueron recolectados –ilegalmente – por su abogado Juan Jesús Guerrero Chapa, quien se encargó de vender propiedades, terrenos, dos helicópteros, hasta mandar una avioneta del capo a Estados Unidos.
Entre el efectivo que recolectó había 10 millones de dólares que entregaron Los Zetas, la organización que nació como un brazo armado del Cártel del Golfo. El abogado realizó varios viajes a la frontera con el dinero escondido en la cajuela para entregarlo a la agencia antidrogas, la DEA, en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas.
Esa historia inicia realmente con Osiel Cárdenas Guillén en prisión, luego de que fuerzas especiales del Ejército mexicano lo capturaran en 2003. Quedó preso en Almoloya de Juárez desde donde siguió controlando a sus huestes a través de su abogado, hasta que finalmente lo extraditaron a Estados Unidos en 2007.
Durante su época en Almoloya, Osiel continuó dando órdenes a la terna que lo había sustituido en la dirección del Cártel del Golfo: Jorge Costilla Sánchez, El Coss, que había sido el principal lugarteniente de Osiel; su hermano Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta y Heriberto Lazcano Lazcano El Z-14, número que eligió porque les gustaba más que el que de verdad le correspondía: El Z-3.
A Los Zetas ordenó que continuaran conquistando plazas, que eran arrebatadas a sus rivales en Michoacán, Chihuahua, Tabasco y Nuevo León, entre otros estados del país. En cada ciudad que Los Zetas tomaban, se nombraba a un jefe de plaza. El reinado de Osiel concluyó cuando lo entregaron a la justicia estadounidense.