Candente trio con novia y amiga en el Motel Versaxe por poco termina en tragedia
Monclova Coah.-Lo que prometía ser una noche de ensueño —con velas, sábanas de seda y un columpio erótico que parecía sacado de una feria medieval. — terminó en la sección de “Policiaca” y con los socorristas a punto de preguntar si alguien quería aprovechar el dos por uno en rescates.
Un joven, cuyo nombre no revelaremos por ser una leyenda, llegó al famoso Motel Versaxe acompañado de su novia y, como si fuera poco, de la mejor amiga de ella. Sí, queridos lectores: un trío digno de novela erótica barata, con toques de relato prohibido.
Todo marchaba bien: besitos por aquí, caricias por allá, movimientos sensuales de esos que hacen crujir hasta el cabecero de la cama. El chico estaba viviendo lo que para muchos es “el sueño húmedo”.
Pero el destino, siempre travieso, quiso darle un giro inesperado a la trama. Justo cuando los juegos olímpicos bajo las sábanas alcanzaban su punto más alto, la novia decidió estrenar el columpio del cuarto. Y vaya que lo estrenó… Se acomodó con una sonrisa pícara, y en un giro acrobático digno del Cirque du Soleil… ¡zas! La cuerda se enredó en su cuello y casi se ahorca en él.
Entre gritos de placer convertidos en alaridos de auxilio, el valiente galán se descolgó de la cama y, como si viera a la mismísima suegra entrando por la puerta, salió corriendo directo a la recepción. “¡Una ambulancia, rápido!”, gritó, mientras la recepcionista trataba de no escupir el café de la risa.
Cuando llegaron los paramédicos, encontraron a Wendy, de 28 años, inconsciente, y a su amiga Ilka, de 23, más confundida que turista con mapa en japonés. Y lo más curioso: el joven protagonista ya había desaparecido del lugar, dejando a ambas damas a su suerte. No se sabe si huyó por miedo, por vergüenza o porque recordó que no había pagado el recibo de la luz.
Finalmente, la joven fue trasladada al Hospital General Amparo Pape de Benavides, donde se recupera estable, aunque con un susto que difícilmente olvidará… y probablemente sin ganas de volver a ver un columpio en su vida.
El motel, por su parte, ya considera añadir un letrero en las habitaciones:
“El columpio es para uso erótico, no para ahorcamientos improvisados”.