SI,SI lo QUERIAN ASESINAR, SICARIOS le INFLIGIERON 120 HERIDAS en el CUERPO a OTRO DELINCUENTE ENEMIGO
El parabrisas del auto rojo, acribillado con mas de una centena de impactos de bala, es la imagen brutal de la violencia que se ha normalizado en México. No es una escena aislada ni un caso excepcional: es el retrato de la ferocidad con la que se ejecutan los ajustes de cuentas en el país, y la indiferencia institucional que suele acompañarlos ,pues en Mexico,matar y despues ser atrapado es poco probable,remoto o nulo ,y es una especie de invitación formal que las autoridades le hacen a sicarios para seguir matando.
Gerardo Tamayo, identificado como presunto líder de una red de tráfico de personas en Mexicali, fue asesinado la tarde del 5 de junio en la colonia Conjunto Urbano Universitario. El ataque no dejó lugar a dudas sobre la intención de sus perpetradores: más de 60 lesiones por arma de fuego y otras tantas por esquirlas, sumando más de 120 heridas en su cuerpo, según confirmó el director estatal del Servicio Médico Forense. La causa de muerte fue clara y devastadora: disparos en cráneo, tórax y abdomen.
La escena del crimen, con el parabrisas del vehículo convertido en un colador de balas, evidencia la saña y la determinación de los agresores. Llegaron en un vehículo gris, dispararon sin piedad contra Tamayo y su acompañante —quien sobrevivió con una herida en el brazo— y huyeron sin que nadie pudiera detenerlos, una replica en todo el pais.
La enfermedad de la impudemia
Este asesinato, como tantos otros, va destinado a engrosar la larga lista de crímenes impunes en México. Tamayo, con antecedentes por portación de armas y delitos contra la salud, era conocido por las autoridades, pero ni su historial ni su actividad delictiva impidieron que fuera ejecutado a plena luz del día. Hasta ahora, ningún familiar ha reclamado el cuerpo, y las autoridades únicamente han informado que todo está listo para la entrega en SEMEFO.
La brutalidad del ataque, la precisión con la que fue ejecutado y la rapidez con la que los responsables desaparecieron son síntomas de un sistema donde la violencia manda y la justicia rara vez llega. El caso de Gerardo Tamayo no será el último. Mientras las balas sigan dictando sentencia y los expedientes se archiven sin responsables, la impunidad seguirá siendo la norma, no la excepción.
Posibilidades reales de esclarecer un asesinato en México
La probabilidad de que un asesinato sea esclarecido en México.ya incluidas la inteligencia y coordinacion del “Señor Harfuch”, es extremadamente baja. Diversos informes y estudios coinciden en que la impunidad es la regla, no la excepción.
Datos clave sobre esclarecimiento de homicidios:
Esto implica que aproximadamente 9 de cada 10 asesinatos quedan impunes, sin que se castigue a los responsables, como cita el diario español,El Pais,con informacion de HRW.
En términos de sentencias condenatorias, la proporción es aún más baja: solo el 5% de los asesinatos entre 2010 y 2016 terminaron con una sentencia, cita BBC News y la estadística persiste,segun Impunidad Cero.
Factores que explican la baja tasa de esclarecimiento:
Saturación y falta de recursos: Los agentes ministeriales enfrentan cargas de trabajo desproporcionadas, con cientos de casos asignados a cada uno, lo que dificulta investigaciones profundas y oportunas.
Corrupción y desconfianza: La corrupción sistémica y la desconfianza ciudadana hacia las instituciones de procuración de justicia provocan que la mayoría de los delitos ni siquiera se denuncien, perpetuando la impunidad.
Prácticas investigativas deficientes: Muchas investigaciones como en Tamaulipas,se basan en pruebas alteradas, fabricadas o obtenidas mediante tortura, lo que debilita los casos ante los jueces y puede llevar a absoluciones o nulidades procesales.
Militarización y politización: Las estrategias de militarización de la seguridad pública y la politización de la justicia no han mejorado la capacidad de las instituciones para investigar y castigar homicidios,peor aún,los hacen crecer.
Participación de familiares: Ante la ineficacia de las autoridades, en muchos casos son los propios familiares de las víctimas quienes se convierten en investigadores, buscando pruebas y presionando para que se actúe.
Impunidad estructural y consecuencias sociales:
La impunidad en los homicidios refuerza el ciclo de violencia y descomposición social. La falta de castigo incentiva la repetición de delitos y genera una sensación de indefensión y miedo entre la población.
En síntesis:
Las posibilidades reales de esclarecer un asesinato en México son mínimas. La imagen de un parabrisas acribillado, como el de la foto, es también el retrato de un sistema de justicia que rara vez logra identificar, procesar y castigar a los responsables. La impunidad, con tasas superiores al 90%, es uno de los mayores retos del país y una de las razones principales por las que la violencia sigue escalando.