Los Chapitos no perdonan, por andar persiguiendo a Ovidio Guzman "El Flaquito" del CAF ahora esta preso
La alianza entre Los Chapitos y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) amenaza con barrer a una de las organizaciones criminales más longevas del país: el Cártel de Tijuana, fundado en los años ochenta por el clan de los Arellano Félix.
¿Cómo se formaron las alianzas?
Alguna vez poderoso bajo el liderazgo de los hermanos Benjamín y Ramón, el Cártel de Tijuana fue una imponente fuerza clandestina que aprovechó su ubicación en la puerta de San Diego, California, para hacer millones de dólares con el trasiego de mariguana y cocaína desde México hacia Estados Unidos.
Sin embargo, tras la caída de esos dos hermanos en 2002 –el primero arrestado, el segundo asesinado– y el fortalecimiento del Cártel de Sinaloa, la organización que alguna vez soñó con tener un control nacional del narcotráfico se limitó a una influencia regional.
En los archivos del gobierno federal se establece que el declive se aceleró en 2013, cuando un sicario disfrazado de payaso asesinó en una fiesta en Los Cabos, Baja California, al hermano mayor de los Arellano Félix, Francisco Rafael, alias El Pelón.
Tras aquel homicidio, el Cártel de Tijuana se vio orillado a buscar alianzas para mantener su fuerza. La más importante la firmó en el 2020, cuando pactó con el CJNG, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.
El acuerdo, cuentan las fuentes consultadas, era simple: el CJNG reforzaría al ahora renombrado CAF (Cártel de los Arellano Félix) y, a cambio, tendría acceso a las rutas en Baja California que conectan con el sur de Estados Unidos.
También incluía hacer un frente común contra los enemigos de ambos grupos: el Cártel de Juárez, Cártel del Golfo, el Cártel del Noreste y el Cártel de Sinaloa, especialmente Los Chapitos, quienes en aquel año se alistaban para tomar por asalto la estructura criminal que había abandonado su padre, Joaquín El Chapo Guzmán, tras su extradición.
Sin embargo, cinco años después de ese trato, el panorama ha cambiado. A principios de este año, el CJNG afianzó una alianza con Los Chapitos, los enemigos del CAF, con el objetivo de exterminar a La Mayiza, el otro bando del Cártel de Sinaloa.
Ahora, el CJNG refuerza a los llamados Menores –Los Chapitos– y ellos, a cambio, les despejan el camino hacia Estados Unidos en territorios clave para llegar a la frontera como Zacatecas, Durango y San Luis Potosí.
Traición al Flaquito
La mayor demostración de que está rota la alianza entre CJNG y leales a los Arellano Félix está en el arresto de El Flaquito, un importante líder del viejo Cártel de Tijuana que fue detenido en condiciones inusuales: a pesar de estar en su bastión, y contar con un grupo de sicarios guardaespaldas, fue detenido por agentes federales sin que se desatara una balacera y sin que sus subalternos lo defendieran.
El Flaquito era conocido en el crimen organizado principalmente por un evento: en 2021 coordinó un plan para asesinar a Ovidio Guzmán López. Su cacería falló, pero no cesó su odio por los hijos del Chapo Guzmán, quienes ahora son aliados del CJNG.
"En la 'sabia calle' dicen que al Flaquito no lo detuvieron, sino que lo 'pusieron'. ¿Quiénes? Pues los que eran sus aliados, los jaliscos.
"Ellos sabían todo de él, sus casas, sus movimientos, pero como ahora ya están con Los Chapitos, lo entregaron para reforzar el pacto que tienen", reflexiona un militar destacado en el norte del país.
La ruptura, coinciden las fuentes del gobierno federal, deja al Cártel de los Arellano Félix en una posición de vulnerabilidad: han perdido al respaldo que desde hace cinco años les daba solvencia y solamente conservan una fuerza considerable en la ciudad fronteriza de Tijuana y alguna influencia en Rosarito y Mexicali.
"La organización de los Arellano Félix es considerada como una de las más fuertes y violentas organizaciones del tráfico de drogas que opera en las Américas", dijo en 2004 el Robert Werner, director de la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros en tiempos de George W. Bush como presidente de Estados Unidos.
Pero 21 años después, en el 2025, esos que eran considerados como un cártel peligroso para la seguridad pública en Estados Unidos están prácticamente borrados de los informes de inteligencia criminal estadunidense: en la última Evaluación de la Amenaza Nacional de las Drogas (2025), elaborado por la agencia antidrogas DEA, el Cártel de los Arellano Félix ya no figura como una organización clandestina de importancia.
Lo mismo opinan en la Casa Blanca y en el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Cuando en febrero pasado el presidente Donald Trump anunció a los seis cárteles de las drogas que serían considerados organizaciones terroristas internacionales, el Cártel de Tijuana fue excluido de la lista negra, pese a que se encuentra a unos pasos de California.
El monstruo del pasado hoy es una criatura que no asusta al Tío Sam y que lucha, acaso, por no extinguirse.
Con megacártel Jalisco viene una mutación criminal
"El Cártel de Tijuana ha pasado de ser un imperio narco a un actor fragmentado que subsiste gracias a alianzas como la del CJNG. Al perder ese respaldo, su capacidad para competir con grupos más estructurados como el Cártel de Sinaloa estará severamente limitada. Esto podría llevarlo a desintegrarse aún más", explica Alberto Guerrero Baena, consultor en política de seguridad.
"La formación del CJNG como un 'megacártel' no solo implica el declive de viejos cárteles como el de Tijuana, sino que marca una mutación profunda del crimen organizado en México. Esta evolución fortalece a un actor que ya no opera como un simple grupo delictivo, sino como un poder fáctico con implicaciones comparables a las de una insurgencia criminal de alta intensidad", agrega el experto.
Los efectos están a la vista. El viejo cártel está roto. Ahora existen pequeñas células conocidas como La Nueva Generación Tijuana, Los Uriarte, Los Locos, La Tijuaniza y otros, que tienen agendas propias, pero que actúan como pequeñas bandas locales enfocadas en economías criminales de menor escala: cobro de piso, narcomenudeo y secuestro exprés. Los tiempos de las toneladas de droga parecen haber quedado atrás.
Para los analistas de riesgos en el gabinete federal de seguridad, el Cártel Jalisco Nueva Generación está "soltando pesos muertos" y "haciendo alianzas con los grupos criminales más fuertes" ahora que el gobierno de Estados Unidos muestra signos de que se le está agotando la paciencia y presiona a autoridades mexicanas para que detengan a los más importantes líderes del tráfico de drogas.
Ha sido una larga espera: en abril de 2015, el Departamento del Tesoro ingresó al CJNG en la Ley de Designación de Cabecillas del Narcotráfico Extranjero y una década después, en febrero de este año, la tensión aumentó con la designación de dicho cártel como una Organización Terrorista Extranjera.
Por si fuera poco, este miércoles 18 de junio la presión se elevó al anunciar el congelamiento de bienes del CJNG en Estados Unidos y relanzar una lista de sus objetivos prioritarios: El Mencho y los cuatro jefes que podrían tomar su lugar, en caso de arresto o muerte: Julio Alberto Castillo, El Chorro; Gonzalo Mendoza, El Sapo; Audias Flores, El Jardinero, y Ricardo Ruiz, El Doble Erre.
Este último no sólo es buscado por delitos federales, sino por uno del fuero común: el feminicidio de la influencer Valeria Márquez, quien habría sido asesinada por uno de sus sicarios y cuya muerte quedó registrada en un video en vivo en Instagram.
"Estamos viendo la reescritura de la historia del crimen organizado: se está muriendo el Cártel de Sinaloa y está resurgiendo el Cártel Jalisco Nueva Generación como el más grande de México y probablemente del mundo", cuenta la fuente militar.
"Y en ese movimiento, otro muy importante está ocurriendo: la lucha por sobrevivir del legendario Cártel de Tijuana, ¡qué tiempos!".