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ADEMAS de MACHOS son MUCHOS

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ADEMAS de MACHOS son MUCHOS

Valeria Márquez tenía miedo. Durante varios momentos en la tarde del martes mientras transmitía en vivo desde su celular, se cuestionó si quizá, mientras ella no estaba en su negocio, se habrían acercado sujetos desconocidos a secuestrarla o a intentar matarla.

Aunque lo expresó verbalmente, también, a ratos, se le podía ver en el rostro la duda que no desapareció, ni siquiera en sus últimos momentos. Finalmente, poco antes de las 18.00 horas, la espera de un supuesto regalo de alguien desconocido terminó. Valeria, de 23 años, recibió dos disparos, uno en el torso y otro en la cabeza.

Cuando los servicios de urgencias llegaron a su local, ya no tenía signos vitales. Es un caso excepcional por haberse transmitido en vivo en las redes sociales, pero la violencia que enmarca su asesinato recuerda las 10 mujeres y niñas que diariamente son asesinadas en México. Los “machos mexicanos” y el caso Valeria Márquez La narrativa de Erika Rosete en el Diario Español,El Pais, sobre el asesinato de Valeria Márquez, más allá de los hechos, revela varias capas de significado sobre la violencia de género, la cultura del machismo y la normalización de la violencia en México, especialmente en Jalisco. 1. El miedo cotidiano de las mujeres y la cultura del control masculino El texto enfatiza que Valeria tenía miedo, lo expresaba y lo vivía en su cuerpo y rostro. Ese temor no era infundado: días antes había tenido conflictos con su expareja, a quien responsabilizó públicamente de cualquier daño que pudiera ocurrirle a ella o a su familia. En redes sociales, relató cómo fue expulsada de un bar por el temor del personal a la reacción de su exnovio: “por favor salte porque no sabes cómo se pone él, no me quiero meter en problemas con él”. Esto revela una realidad donde los hombres ejercen control y generan miedo, al punto que terceros (como empleados de un bar) prefieren prevenir un estallido violento por parte de un hombre antes que proteger a la mujer afectada. El mensaje implícito es que la sociedad asume que los hombres violentos son inevitables y que las mujeres deben adaptarse a sus amenazas. 2. La impunidad y la normalización de la violencia machista El asesinato de Valeria no es un caso aislado, sino parte de una estadística brutal: cada día son asesinadas 10 mujeres y niñas en México. El artículo lo subraya al mencionar otros feminicidios recientes en Jalisco y la reacción de las autoridades, que insisten en que se trata de “hechos aislados” o que “se salen del control de las autoridades”. Esto sugiere una resignación institucional ante la violencia y una falta de voluntad o capacidad real para enfrentar el problema estructural del machismo y la impunidad. La investigación se inicia bajo el protocolo de feminicidio, pero la experiencia indica que la mayoría de estos crímenes quedan impunes. 3. El rol del “macho mexicano” y la violencia como herramienta de poder El relato de Valeria y el contexto del crimen muestran cómo el machismo se expresa no solo en el control o el acoso, sino en la disposición a ejercer violencia extrema para castigar, silenciar o eliminar a una mujer que se percibe como “incómoda” o “desobediente”. El hecho de que Valeria haya responsabilizado a su ex y temido por su vida, y que finalmente haya sido asesinada por un hombre que preguntó por ella y la ejecutó sin conocerla, apunta a la existencia de una red de violencia donde los “machos” pueden ser tanto exparejas como sicarios a sueldo o jefes de plaza, pero el trasfondo es el mismo: la vida de las mujeres es prescindible ante el poder masculino. 4. El espectáculo de la violencia y la revictimización El asesinato fue transmitido en vivo, lo que convirtió el crimen en un espectáculo mediático y en “carne fresca para el morbo de muchos medios de comunicación y usuarios de redes sociales”. Esto habla de una sociedad que consume la violencia contra las mujeres como entretenimiento y que, en muchos casos, revictimiza a las víctimas al convertirlas en objeto de especulación y rumorología, en vez de exigir justicia. 5. El silencio, la soledad y la falta de protección A pesar de que Valeria expresó su miedo y pidió ayuda pública, el sistema no la protegió. Ni la sociedad ni las autoridades fueron capaces de evitar su asesinato, lo que refleja la soledad en la que muchas mujeres viven la violencia de género. La reacción de las autoridades, que desmienten vínculos con el crimen organizado pero no ofrecen respuestas claras ni protección efectiva, refuerza la percepción de indefensión. Conclusión Entre líneas, el artículo de Eika Rosete,denuncia la persistencia de una cultura machista donde el miedo, la violencia y la impunidad son parte de la vida cotidiana de las mujeres. El “macho mexicano” aparece como figura de poder, capaz de controlar, amenazar y matar, mientras la sociedad y las instituciones normalizan o minimizan la gravedad de estos crímenes. La historia de Valeria Márquez es un espejo de la violencia estructural que enfrentan las mujeres en México, y de la urgencia de romper el ciclo de silencio, impunidad y complicidad social que sostiene al machismo. Como lo dice Erika en el Diario español,El pais “….Ya entrada la noche, los medios locales en Zapopan —que forma parte de la zona metropolitana de Guadalajara— reportaron el asesinato a tiros de la joven, y la llegada al lugar de la Guardia Nacional y de otras fuerzas de seguridad. La Fiscalía de Jalisco comunicó que sus investigaciones comenzarían con el protocolo de feminicidio. Aunque medios como Milenio, citaron más tarde que las autoridades locales ya tenían a un principal sospechoso —un importante líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, CJNG—, fue la misma Fiscalía la que desmintió la información en una segunda tarjeta informativa publicada este miércoles: “Ante versiones periodísticas que señalan directamente a presuntos responsables de la privación de la vida de una mujer, registrada ayer en Zapopan, la Fiscalía del Estado puntualiza que no existe hasta este momento en la carpeta de investigación algún señalamiento contra un personaje en particular”, dijeron. Sin embargo, han anunciado que en las próximas horas ofrecerán más información sobre el caso. Amenazas y conflictos previos Unos días antes de ser asesinada, Valeria había compartido en sus redes algunas publicaciones en las que contaba cómo había tenido un desencuentro con su expareja sentimental, y cómo quizá esa misma persona podría molestarse por su presencia en un bar y que por eso, el personal del lugar le había pedido a ella que se retirara: “Y me dijeron, por favor salte porque no sabes cómo se pone él, no me quiero meter en problemas con él”, escribió la influencer. Además, en otra publicación escribe que hace responsable a su “ex” de cualquier cosa que le pase a ella o a su familia, incluso si tiene que dejar la ciudad. La transmisión La transmisión inicia la tarde del martes cerca de las 17.20 horas. En ella, Valeria cuenta que se ha levantado muy temprano, que tiene dolor de cabeza, y que antes de llegar a su negocio —desde donde transmite—, Erika, al parecer una de sus empleadas que está en ese momento en el mismo lugar, le llamó para avisarle que alguien había llegado horas antes a la estética y había preguntado por ella para dejarle un paquete que, según la mujer, llevaba un hombre en una bolsa negra. A partir de ese momento, sus seguidores que están en directo en su transmisión comienzan a hacerle todo tipo de preguntas. Desde cuestiones de su negocio, hasta preguntarle si es que se va a quedar toda la tarde en el local o se va a ir. Valeria les responde a cada uno. “No, no, ya en un ratito me voy”, dice. Pero no puede dejar de pensar en el misterioso paquete y le pregunta de nuevo a su empleada si no será que, en realidad, iban a “levantarla”: “A lo mejor me iban a matar… ¿Me iban a levantar o qué? Me quedé preocupada…”, dice Márquez, visiblemente consternada. Para ese momento, ella comienza a decir que se siente muy “ondeada” —temerosa y confundida— de que alguien quiera hacerle llegar un paquete “costoso”. Luego se despide de su audiencia y unos segundos después, recibe varios mensajes en su celular de parte de su amiga, la también generadora de contenido Vivian de la Torre, quien, según consta en el video, le pide que se espere y recibe unos minutos después, de De la Torre, una bolsa de una cadena de café y un muñeco de peluche. Pasan solo unos minutos, cuando se escucha la voz de un hombre que pregunta por ella. Sin detener la transmisión, Valeria le sonríe, y le dice que es ella. Pone en silencio su micrófono y es asesinada. Unos instantes después, y mientras varios de los que siguen en la transmisión llenan de comentarios de horror y sorpresa el chat, la mujer que estaba con ella, Erika, su presunta empleada, aparece brevemente en la cámara y finaliza el video. Violencia en Jalisco El caso de Valeria Márquez, aunque ha sido material para todo tipo de especulaciones y carne fresca para el morbo de muchos medios de comunicación y usuarios de redes sociales, también refleja la normalización de la violencia en México. Especialmente en Jalisco, el Estado donde hace solo dos meses, colectivos de madres buscadoras realizaron uno de los hallazgos más estremecedores de los últimos tiempos en México: el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, en el que encontraron restos óseos, ropa y pertenencias de personas que estuvieron ahí reclutadas. También ha sido en ese Estado, donde el pasado 9 de mayo sicarios irrumpieron en un hospital de Teocaltiche y asesinaron a Cecilia Ruvalcaba, una enfermera que había sido aspirante a la presidencia de la alcaldía por el partido Movimiento Ciudadano. Una semana antes, el 3 de mayo, el cuerpo sin vida de Karina Ruiz Ocampo fue encontrado en un sembradío entre los municipios de El Arenal y Amatitán. La habían secuestrado 20 días antes. Y el ataque y posterior muerte de la buscadora Teresa González, en Guadalajara, el pasado 2 de abril. Teresita buscaba desde 2024 a su hermano desaparecido, también en Guadalajara. El cuerpo de Valeria ha sido velado la tarde de este miércoles, en una funeraria de Guadalajara. El alcalde de Zapopan, Juan José Frangie Saade, aseguró en declaraciones a medios locales que se trata de “un hecho aislado”, y que dada la naturaleza del caso, “se sale del control de las autoridades”.
Cuestionada sobre el caso, la presidenta Claudia Sheinbaum confirmó este jueves que en la investigación participa el Gabinete de Seguridad. “Se está trabajando para poder encontrar, primero, a los responsables, y el móvil de por qué fue esta situación”, dijo.

 

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