Comando armado con mas de 700 balas a iglesia y otras casas causa terror además de dejar un cuerpo decapitado en Santa Anita, en Guachochi, Chihuahua
A casi un año de la masacre en Cerocahui, Chihuahua, en la cual murieron dos sacerdotes jesuitas, otro templo del mismo estado mexicano fue el escenario de un violento ataque, pues una iglesia de la comunidad Santa Anita, en Guachochi, fue tiroteada junto a otros inmuebles del sitio, en donde más de 700 balas se dispararon en la jornada de terror.
Además, a escasos metros de la iglesia católica fue abandonado el cuerpo decapitado de un hombre, para dejar el sello del horror presente en el sitio que por momentos parecía una zona de guerra. La desoladora escena se complementó con una camioneta totalmente calcinada. Todo esto fue parte de un enfrentamiento, según reportó la plataforma N+.
Tras los reportes de una balacera se desplegó un operativo en el que participaron elementos del Ejército Mexicano y de la Secretaría de Seguridad Pública de Chihuahua, con el objetivo de buscar a los delincuentes, confirmó Gilberto Loya, titular de la dependencia estatal.
De acuerdo con el funcionario, en el sitio se encontraron una camioneta tipo pick up totalmente calcinada; 422 casquillos calibre 7.62×39; 19 cartuchos calibre 7.62×39; 295 casquillos calibre .223; tres casquillos calibre 40 mm; dos casquillos calibre 9 mm; y una granada de fragmentación. Cabe señalar que, además, otras dos viviendas fueron incendiadas.
La situación provocó caos y miedo, además generó la especulación de que el ataque fue directo a la iglesia. Al respecto, la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos, indicó que no fue así, “No fue un mensaje a la comunidad católica, no fue un mensaje en el templo, fue de otro tipo”.
Sacerdote pide mayor seguridad
En entrevista con Milenio TV, el sacerdote de la iglesia baleada pidió más seguridad en el estado de Chihuahua, pues indicó que se vive una ola de violencia y le “preocupan las personas”. Hasta el momento no sabe si volverá al templo, pero teme por los feligreses y demás habitantes del sitio.
Detalló que al acudir al lugar de los hechos se encontró con “un panorama desolador” pues, aseguró, la gente que se quedó en el poblado no puede salir de sus casas por el miedo, no hay donde comprar comida y que incluso los animales de corral se encuentran “abandonados”.