La caída de Los Caballeros Templarios ha dejado a Michoacán a merced de una maraña de rivales, ninguno de los cuales parece ser capaz de establecer la supremacía que anteriormente ponía límites a la violencia en el estado.
Informes recientes de medios mexicanosseñalan que el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Viagras son los dos grupos dominantes en este estado ubicado en la región Pacífica, al sur del país. Ello representa un cambio dramático del statu quo durante la mayor parte de la última década, en la que La Familia Michoacana y sus sucesores, Los Caballeros Templarios, ejercieron un control casi absoluto sobre el hampa local.
Al parecer, el CJNG se estableció inicialmente en varias ciudades de la frontera de Jalisco, en el norte de Michoacán, y ha estado intentando extenderse hacia el sur. Entre los principales operadores del CJNG en Michoacán se encuentra Miguel Ángel Gallegos Godoy, o “Migueladas”, un veterano miembro de La Familia Michoacana que por mucho tiempo ha operado desde La Huacana, un municipio de tamaño medio en el centro del estado.
Los Viagras han crecido en gran parte como respuesta a las amenazas provenientes de fuera del estado. Dirigidos por Nicolás Sierra Santana, Los Viagras se conformaron inicialmente como parte del llamado movimiento de autodefensa (en esencia, los civiles de la zona tomaron las armas para expulsar a los grupos criminales de su municipio), que surgió en Michoacán a comienzos de la actual administración de Enrique Peña Nieto. Durante mucho tiempo ha habido rumores de que Los Viagras, al igual que otros grupos de autodefensa, se volvieron abiertamente criminales. Actualmente, los funcionarios del gobierno se refieren a ellos como una pandilla criminal más, que se enfrenta con el CJNG por el control de varios municipios de la región de Tierra Caliente.
En Michoacán también convergen varias células criminales pequeñas que surgieron de los restos de Los Caballeros Templarios. Estos grupos operan con diversos grados de autonomía, y muchos de ellos están aliados a una organización mayor. Un claro ejemplo de ello es Ignacio Rentería Andrade, que solía ser el lugarteniente del fundador de Los Caballeros Templarios, Servando “La Tuta” Gómez. Rentería Andrade estaba involucrado en una feroz competencia con Los Viagras en el momento de su captura en el mes de junio.
El atractivo de Michoacán para los grupos criminales surge a raíz de diversos factores. En dicho estado se encuentra uno de los puertos más grandes del país, ubicado en Lázaro Cárdenas, por lo que el estado es útil para la importación de mercancías procedentes del extranjero —bien sea cocaína suramericana o precursores químicos, provenientes de Asia, utilizados para las drogas sintéticas—, así como para la exportación de bienes destinados a compradores en el extranjero. Michoacán es un importante productor de opio y contiene muchas rutas que unen la costa del Pacífico en el sur con la Ciudad de México.
Además, la economía criminal de Michoacán está más vinculada al comercio legítimo que en muchas otras partes del país. Las extorsiones son frecuentes, y muchos jefes criminales locales también tienen participación en las principales industrias legales. Según El Universal, por ejemplo, Gallegos Godoy, miembro de la CJNG, es un importante exportador de melón.
De cierta manera, el caos que se vive en Michoacán no es algo nuevo. Desde que, en diciembre de 2007, el presidente Felipe Calderón eligió al estado como el punto de partida para su despliegue militar, Michoacán ha sido sinónimo de los esfuerzos del gobierno por mantener el control de su territorio. Como resultado, por mucho tiempo ha recibido una gran parte de la atención internacional en torno a la inseguridad en México.
Además, en Michoacán han tenido lugar muchos incidentes preocupantes, como el ataque con granadas durante la celebración del Día de la Independencia de México en 2008, en una plaza en la capital del estado; el arresto, en 2009, de decenas de funcionarios estatales y locales por colaborar con los grupos criminales (la mayoría de los cuales fueron posteriormente exonerados de los cargos); y el asesinato, en el año 2013, de un ejecutivo de la industria del acero que se había negado a pagar las extorsiones.
Además de todo esto, ha habido una evidente disminución de la autoridad estatal, por lo que las funciones de las agencias gubernamentales han sido asumidas por los grupos criminales. Esta íntima relación entre los criminales y la sociedad en general promovió los llamados movimientos de autodefensa, una serie de grupos de autodefensa que surgieron en Michoacán en el año 2012.
La caída de Los Caballeros, si bien fue bien recibida por muchas personas, ha provocado un aumento sustancial en la violencia. Debido a la temible reputación del grupo criminal, Michoacán nunca fue un estado particularmente sangriento. Según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2007, después del primer año de Calderón en la presidencia, en el estado se presentaron 527 asesinatos. La tasa de homicidios del estado, de cerca de 13 por cada 100.000 habitantes, era apenas un poco mayor que la media nacional, y mucho menor que la de estados como Baja California y Sinaloa. Hacia 2012, la tasa de asesinatos ascendió a 17, pero para entonces seguía siendo inferior a la media nacional.
La lucha por llenar dicho vacío desencadenó la ola de violencia a la que se hizo alusión arriba
La muerte del líder de los Caballeros, Nazario Moreno, luego del arresto de su principal socio al año siguiente, La Tuta, dejó a la organización gravemente debilitada, y la lucha por llenar dicho vacío desencadenó la ola de violencia a la que se hizo alusión arriba. Los 1.287 asesinatos que se presentaron en 2016 representan la mayor cantidad de asesinatos reportados hasta ahora por el estado, y, según los primeros nueve meses de 2017, Michoacán prácticamente estaría igualando dicha cantidad este año.
El proceso electoral de 2018, mediante el cual México elegirá un nuevo presidente y los michoacanos elegirán a varios funcionarios estatales y locales, podría agregar otro elemento desestabilizador. Los funcionarios del estado han expresado su preocupación por los grupos criminales que inclinan las escalas electorales a favor de sus candidatos preferidos, y un importante líder de un grupo de autodefensa ya ha advertido que en 2018habría nuevos derramamientos de sangre.
Desafortunadamente, hay investigaciones y razonamientos que permiten respaldar esta afirmación. La seguridad pública es en gran medida el producto del delicado equilibrio establecido por los diversos grupos criminales y los actores políticos. Así como la eliminación de un grupo criminal dominante genera incertidumbre, también lo hace la desaparición a gran escala de los funcionarios encargados de garantizar la seguridad pública.