El destino le jugó una mala pasada a quien se hacía llamar ¨María” o “Alondra” en el mundo de la prostitución, al encontrar una cruel muerte que quizá no esperaba, porque según dijo en una entrevista que concedió en noviembre, siempre se cuidaba de los peligros de su oficio y tenía mucha precaución con quién se iba.
La joven inició a trabajar como sexoservidora a los 18 años de edad, ya que necesitaba mantener a sus dos pequeños hijos, uno de tres y otro de cinco. En aquella entrevista, María Luisa comentó que cuando se decidió a ejercer la prostitución, lo hizo sin que sus padres se enteraran: "por las noche yo me salía a escondida a trabajar de esto, al principio no me decían nada, ya después como que empezaron a sospechar".
Con su cara sonriente y vestida para dirigirse a las calles a buscar a sus clientes, en esa ocasión aseguró que realmente no era de su agrado vender su cuerpo, sin embargo, los compromisos con sus hijos, la compra de medicamentos para uno que estaba enfermo, la obligaban a dedicarse al oficio.

Afirmó en aquella charla, que la primera vez que tuvo que ofrecerle sus servicios a un cliente, le dio asco pero fue necesario superarlo y continuar, y que cada día de trabajo, lo terminaba agotada, estresada y con cierto coraje.
En su rostro se apreciaba las ganas de vivir, se veía alegre, sonreía por momentos, en otros su gesto se tornaba triste o duro, mientras recordaba los hechos que habían marcado su vida de los 18 a los 21 años.
La joven María, residía en un hotel de la ciudad donde rentaba un cuarto, sus hijos no vivían con ella, su madre se los cuidaba. Anoche no llegó a dormir al lugar donde se quedaba, a donde nunca más regresará.
Su cadáver fue encontrado a primeras horas de hoy lunes a las afueras de la ciudad de Guamúchil, Sinaloa. El cuerpo estaba semidesnudo y calcinado. María encontró la muerte de una manera horrible.
Dos pequeños se quedaron sin su mamá. Quizás a su corta edad no comprendan lo que sucede. Quizás no comprendan como su mamá trató de darles todo lo que ocupaban.