¿Por qué el secretario de Gobernación tiene que reaccionar así ante un rumor? ¿Por qué tan rápido? ¿Nadie le dijo que, a lo mejor, eso era una trampa precisamente para medir reacciones?
De repente todo el mundo comenzó a decir que Joaquín El Chapo Guzmán se había vuelto a escapar.
¿Y qué hizo nuestro secretario de Gobernación? Publicó en Twitter una foto de este personaje, preso, en Chihuahua, con frase: “Para los rumores, una imagen…”.
Está raro, ¿no? ¿Quién difundió este asunto? ¿Con qué objetivo?
¿Por qué justo en ese momento en que los reflectores estaban puestos en otras situaciones que también repercutían en la Secretaría de Gobernación, como las marchas y los bloqueos en diferentes partes de la nación?
Analicemos el dato: ¿quién ha sido el protagonista número uno de las noticias en nuestro país en los últimos años? El Chapo.
Este señor no solo se ha fugado varias veces, se ha hecho de seguidores, de admiradores en las redes sociales.
Si a usted le dijeran, así, sin darle tiempo para reflexionar, que don Joaquín se volvió a escapar. ¿Lo creería?
Claro que sí. El señor Guzmán ha construido una muy impresionante credibilidad en ese sentido.
Si usted tuviera los recursos y quisiera desviar la atención de la opinión pública, para bien o para mal, hacia otro lado, ¿a quién recurriría?
Por supuesto que a El Chapo, y aquí tenemos de tres sopas:
O lo hizo alguien que quería que nuestras autoridades se lucieran o lo hizo alguien para perjudicar a quienes nos gobiernan o fue el trabajo de algún ocioso cuyo único objetivo era divertirse a costa de la población.
Supongamos que lo hizo alguien para apoyar a la autoridad. ¿A usted no se le hace que todo esto se manejó muy mal?
Osorio Chong publicó una foto, pero sus asesores jamás le dijeron que eso, en estos tiempos, no significa nada.
¿Cómo sabemos que se trata de una foto real? ¿Cómo sabemos que es de ese día, que fue tomada a esa hora y que es de Chihuahua? ¡¿Cómo?!
Supongamos que lo hizo alguien para perjudicar a nuestros gobernantes. ¿A usted no le da miedo lo que sucedió en Twitter?
¿Por qué el secretario de Gobernación tiene que reaccionar así ante un rumor? ¿Por qué tan rápido?
¿Nadie le dijo que, a lo mejor, eso era una trampa precisamente para medir reacciones?
¿Nadie le señaló que al manejar ese dato, de esa manera, podía estar participando en una rutina informativa del crimen organizado?
Todas las autoridades de todas las naciones civilizadas del mundo siguen protocolos ante este tipo de situaciones.
No sé usted, pero a mí, lejos de tranquilizarme, el hecho de que alguien importante reaccione así ante un rumor, me provoca angustia.
¿A partir de hoy, cuáles van a ser los parámetros a través de los cuales se van a comunicar nuestras autoridades? ¿A qué rumores sí les van a contestar y a qué rumores, no?
¿Lo van a hacer siempre a través de sus cuentas de Twitter o a través de los medios tradicionales?
¿Y los medios públicos? ¿Alguna vez van a jugar en estas historias?
Por último, supongamos que todo esto fue el chiste de algún ocioso.
¿Se da cuenta de la vulnerabilidad en la que vivimos en México como para que la “broma” de cualquier hijo de vecino trascienda de semejante manera?
¿Se fija lo que se podría provocar con un poco más de malicia?
Es delicado, y no nada más desde la perspectiva de nuestro gobierno, también de la nuestra como consumidores de contenidos.
¿Vamos a seguir creyendo cualquier cosa que nos publiquen en las redes sociales? ¿Nos vamos a poner siempre del lado de los malos?
Lo que acaba de suceder en Twitter con El Chapo no es ninguna gracia. Está de pensarse. ¿A poco no?