Nos pidieron apoyo para la de Ovidio, “Mi trabajo es bien chingón, me pagan por detectar a la tira y no lleguen hasta el patrón” - El Diario Del Narco-Blog del Narco-Historias del Narco-El Blog del Narco-narcotraficoenméxico -->

Nos pidieron apoyo para la de Ovidio, “Mi trabajo es bien chingón, me pagan por detectar a la tira y no lleguen hasta el patrón”

- 21:53:00


Nos pidieron apoyo para la de Ovidio, “Mi trabajo es bien chingón, me pagan por detectar a la tira y no lleguen hasta el patrón”

“Mi trabajo es bien chingón, me pagan por detectar a la tira y no lleguen hasta el patrón”, con ese orgullo y desenfado es como “El Calacas” se presenta.

Su oficio es el de ser puntero, estar en las filas de un Cártel en Sinaloa para vigilar y alertar sobre la presencia de las autoridades o enemigos, aunque él aclara que le gusta más que le digan “halcón”, porque es una ave muy rápida, además de ser uno de los pájaros favoritos de los reyes.

Cabe aclarar que su nombre se omite por obvias razones y él pide que lo presentemos como “El Calacas” en honor a su padre que así le apodaban.

“Mi padre fue mi ejemplo, pero lo mataron apenas levantando el vuelo. Si no lo hubieran venadeado, en estos momentos sería uno de los buenos en el negocio”.

De 19 años, estatura regular, delgado, vestido con una camiseta de manga larga marca Hugo Boss -que presume se la regaló su jefe- pantalón de mezclilla y unos tenis de marca Vans, color negro, “El Calacas” dice que ese es su primer paso porque quiere llegar muy alto y “como el halcón, estar a un lado del mero, mero”.

Admite que este “trabajo” es muy riesgoso, pero le gusta la aventura, el peligro, pero sobre todo, el dinero. Gana 500 pesos al día y cuando es necesario les dan comida y jugosas propinas.

Apenas terminó la preparatoria, batallaba para conseguir trabajo y le pagaban menos de la mitad de los que hoy percibe como sueldo.

“Me gusta asumir riesgos que te dejan dinero, como el de Jesús María, donde hubo un chingo de muertos. A nosotros nos llamaron como refuerzo. Un compa me pidió que le hiciera el paro, yo no pertenezco a ese grupo, le entramos, avisamos que la tira entraba por todos lados, andaban como perros rabiosos, fue una masacre lo que provocaron los sardos”, asegura.

“El Calacas” dice que cuando hace este tipo de trabajos, donde la adrenalina está arriba, le gusta ponerse a tono.

Asegura que no le gusta ponerse bien arremangado porque pierde el equilibrio en su motocicleta. “Cuando necesito la mota, voy con el pusher y le adquiero un piquito, nomás pa´ ponerme a tono”.

El puntero, perdón, el halcón, dice que al igual que sus compañeros, se cuidan de no ser visto por las fuerzas armadas, aunque aclara, con cierta picardía, “quien sabe por qué nos dejan trabajar con tranquilidad…”

En Sinaloa se persiguen los Delitos Contra las Actividades de Instituciones de Seguridad Pública y del Estado, sin embargo, pocas veces se ejecuta, porque el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional, se hacen de la vista gorda de “la cola que siempre llevan”.

Por ejemplo, sólo basta con platicar con algún empleado de cualquier establecimiento ubicado por el bulevar Madero, mejor conocido como Sanalona y les dirán que es muy común ver a “plebes” montados en sus motos, siguiendo a los soldados.

Es muy común ver la bandada de “halcones” circulando velozmente por el bulevar, en sus motocicletas marca Italika, muchos con mochilas al hombro y otros de plano con el radiotransmisor enviando mensajes, pocos usan los celulares.

“Es el pan de cada día, ya es algo normal, ver a los chavos volados, avisando, pasando la voz. Cuando vemos esto, sabemos que viene un piquete de soldados, y cierto, por el negocio en menos de un minuto los vemos pasar y atrás traen otra cola de punteros”, narra una empleada de un centro comercial.

Asegura que estos jóvenes son tranquilos, no le hacen nada a nadie, ellos cumplen con su deber sin que nadie los moleste.

“Incluso, las autoridades, pese a que saben que los vigilan, se hacen de la vista gorda, porque no creo que no lo sepan que los siguen, porque no son uno ni dos, a veces son hasta cuatro, porque es evidente el montón de motociclistas que se ven a diario y a todas horas circulando por aquí que hacen el negocio de punteros, en algunas ocasiones llegan a nuestros negocios a consumir como cualquier cliente, son tranquilos”.

“Siempre estamos respirando la muerte porque en ocasiones las situaciones a las que nos enfrentamos son de vida o muerte, pero me gusta siempre andar volando en mi nave, es parte de mi trabajo como halcón y estoy orgulloso de que me hayan contratado para ser parte de los que protegen al patrón”, concluye “El Calacas”.

 

Start typing and press Enter to search