Era la sicaria más buscada de México, formó parte del cártel de Los Zetas y está acusada de, al menos, 20 crímenes.
Era la elegida para concretar venganzas interbandas: eliminaba narcos rivales. María Jiménez, de 26 años y apodada "La Tosca", habría confesado a la policía que cobraba unos 10 mil pesos quincenales (cerca de 760 dólares) a cambio de cometer homicidios, llevar a cabo secuestros y controlar puntos de venta para el cártel.

Las mujeres han tenido últimamente un rol activo en los cárteles de la droga, como distribuidoras o vigilantes, aunque pocas han sido señaladas de llegar a niveles de responsabilidad altos en los grupos.