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LOS HINCARON y EJECUTARON , GUARDIAS NACIONALES MILITARIZADOS quitaron la VIDA a EMBARAZADA y su ESPOSO en SINALOA

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LOS HINCARON y EJECUTARON , GUARDIAS NACIONALES MILITARIZADOS quitaron la VIDA a EMBARAZADA y su ESPOSO en SINALOA

En forma pacífica ante las instalaciones de la Guardia Nacional, familiares y amigos de la pareja formada por Néstor “N” de 48 años de edad, comerciante y Karla Yesenia “N”, de 28 años, con un embarazo de cuatro meses, los cuales fallecieron virtualmente ejecutados por otra confusión de fuerzas federales militares que les dispararon sin que nadie les disparara, demandaron justicia.

Contexto y hechos del caso

Ausencia de agresión y testimonios

Familiares, amigos y habitantes de la comunidad han negado categóricamente que la pareja estuviera armada o que hubiera agredido a los elementos federales.

Testigos señalan que los efectivos de la Guardia Nacional obligaron a la pareja a bajar de la camioneta, los hincaron y los encañonaron antes de las detonaciones. Incluso, algunos pobladores intentaron intervenir para explicar que eran personas de bien, pero fueron alejados del lugar por los agentes, cita Luz Noticias.


No se ha reportado el aseguramiento de armas, drogas u otros objetos ilícitos en el sitio, y hasta el momento las autoridades no han presentado pruebas que acrediten una agresión por parte de las víctimas.

Obligaciones legales y uso de la fuerza

La Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza y el Manual del Uso de la Fuerza de las Fuerzas Armadas mexicanas establecen que el uso de la fuerza letal es un recurso extremo y solo puede emplearse cuando exista una agresión real, actual o inminente que ponga en peligro la vida de los agentes o de terceros.

Además, el uso de la fuerza debe ser proporcional, racional y justificado, y se prohíbe explícitamente el uso de fuerza letal contra personas ya sometidas, desarmadas o que no representen una amenaza. El uso indebido de la fuerza genera responsabilidad penal y administrativa para los elementos y sus mandos.

En este caso, la ausencia de evidencia sobre una agresión por parte de la pareja, sumada a los testimonios de que se encontraban sometidos y desarmados, sugiere que la actuación de los elementos de la Guardia Nacional fue contraria a los principios legales y a los protocolos de actuación.

Condición de “asesinos” de los elementos

A la luz de la información disponible y la ausencia de agresión por parte de las víctimas, la conducta de los elementos de la Guardia Nacional podría constituir homicidio doloso, no solo por el uso injustificado de la fuerza letal, sino por la posible ejecución extrajudicial de personas sometidas y desarmadas, lo que se agrava por el hecho de que una de las víctimas estaba embarazada. La ley y los manuales castrenses son claros: no se puede justificar el uso letal de la fuerza si no existe una amenaza real y actual, y mucho menos contra personas sometidas.

La experiencia documentada por organismos como la CNDH y organizaciones internacionales muestra que en México existen precedentes de alteración de escenas del crimen, falsos testimonios y obstrucción de justicia por parte de fuerzas federales, lo que obliga a exigir una investigación independiente y exhaustiva.

Resumen del hecho

La muerte de la pareja, en un contexto de ausencia de agresión y estando sometidos, es un caso paradigmático de uso excesivo e ilegal de la fuerza letal por parte de la Guardia Nacional.

El hecho de que las víctimas no estuvieran armadas, no opusieran resistencia y fueran ejecutadas tras ser hincadas, elimina cualquier presunción de legítima defensa o de enfrentamiento.

El caso se inscribe en una tendencia preocupante: en México, el índice de letalidad de fuerzas federales es muy superior al aceptable, con más muertes de civiles que de agentes, lo que evidencia un patrón de abuso de la fuerza leta.

La ausencia de una investigación oficial transparente y la omisión de los hechos en los informes de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa refuerzan la sospecha de encubrimiento y falta de rendición de cuentas.
Por que cobarde y pendeja

Argumento: Cobardía asesina y falta de preparación

La brutal ejecución de Karla Yesenia, una joven embarazada, y su esposo Néstor a manos de la Guardia Nacional en Sinaloa, no solo es un crimen atroz, sino un síntoma alarmante de la profunda crisis de profesionalismo y humanidad en las fuerzas de seguridad militarizadas en México.

Torpeza y falta de entrenamiento

El hecho de que los elementos hayan obligado a la pareja a hincarse, para después dispararles sin que existiera una agresión real o inminente, revela una absoluta carencia de protocolos básicos de actuación. La Guardia Nacional, concebida para proteger a la ciudadanía, ha demostrado en este caso una alarmante incapacidad para distinguir entre civiles inocentes y verdaderos criminales. La falta de entrenamiento adecuado en derechos humanos, manejo de crisis y uso proporcional de la fuerza, expone a la población a los peores riesgos: ser víctima de la incompetencia y el miedo de quienes deberían protegerles.

Miedo y cobardía

Lo más grave es la actitud cobarde de los elementos involucrados. El miedo irracional, la paranoia y la incapacidad de controlar situaciones de tensión los llevó a disparar contra una pareja indefensa, incluso después de haberlos sometido. No se trató de un enfrentamiento, ni de una reacción ante una amenaza real: fue un acto de pánico y brutalidad, un reflejo de la falta de temple y criterio que debería ser indispensable en cualquier agente armado.

Militarización fallida

La militarización de la seguridad pública, lejos de profesionalizar a las fuerzas, ha multiplicado los casos de abuso, letalidad y errores fatales. La Guardia Nacional, integrada en gran parte por personal militar sin formación policial ni sensibilidad civil, opera bajo lógicas de guerra, donde el “enemigo” es cualquiera que no entiendan o no reconozcan. La consecuencia: ejecuciones sumarias, como la de Karla y Néstor, y una sociedad aterrorizada por quienes deberían garantizar la paz.

Indignación social y precedente sangriento

La indignación crece porque, apenas días antes, dos niñas también fueron víctimas de la violencia de las fuerzas federales. La sangre de inocentes aún no se seca y ya hay nuevas víctimas. ¿Cuántas tragedias más serán necesarias para que las autoridades reconozcan el fracaso de la militarización y la urgente necesidad de depuración, capacitación y rendición de cuentas en los cuerpos de seguridad?

 

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