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El 24 de mayo de 1993 fue asesinado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, un crimen que aún tiene preguntas sin resolver y que puso al Chapo Guzmán en el ojo público por primera vez

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El 24 de mayo de 1993 fue asesinado el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, un crimen que aún tiene preguntas sin resolver y que puso al Chapo Guzmán en el ojo público por primera vez

Un día como hoy, pero de hace 31 años, el 24 de mayo de 1993, una noticia cambió el rumbo del crimen organizado en México, nombres que para muchas personas eran completamente desconocidos comenzaron a sonar con fuerza, siguiendo vigentes en la actualidad. Un cardenal y su chofer fueron asesinados en el aeropuerto de Guadalajara, el nombre del religioso quedó para la posteridad: Juan Jesús Posadas Ocampo.

Para un país en su mayoría católico como lo es México, el asesinato era un agravio terrible, no importaban los detalles, solo querían saber el nombre del responsable, el cual pronto salió a la luz. La versión oficial dijo que fueron sicarios que trabajaban para el Cártel de los Arellano Félix, ¿la razón? Confundieron al obispo de Guadalajara con un hombre cuyo nombre desde entonces no ha dejado de sonar: Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como “El Chapo”.

Aquella tarde en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara quedó marcada en la memoria, por ella surgieron teorías, preguntas que aún están sin resolver, como solía ocurrir en aquel entonces, la versión de las autoridades mexicanas era aceptada y el caso se cerraba, aunque las dudas quedaran en el aire.

El crimen

De acuerdo con medios como el semanario Proceso, instantes después de la llegada del cardenal al aeropuerto, dos hombres armados hicieron aparición de súbito, rodearon el automóvil y abrieron fuego directo. Juan Jesús Posadas Ocampo y Pedro Pérez Hernández fueron acribillados con 38 tiros, 14 de ellos dieron en el religioso.

Posadas Ocampo llegó al sitio donde fue asesinado para recoger a Girolamo Prigione, representante de la Santa Sede en México, llevaba vestimenta eclesiástica y sus verdugos dieron algunos disparos a corta distancia, lo que hizo dudar de la versión oficial, en la que el entonces procurador Jorge Carpizo, dijo que pistoleros de Arellano lo habían confundido con “El Chapo” Guzmán, porque sus coches eran iguales.

Para algunos analistas, los disparos que el cardenal tenía no son los consistentes con un fuego cruzado como se manejó, sino que hablan de una ejecución, por lo que dudan de la versión oficial. Incluso, el prestigioso médico forense, Mario Riva Souza, desmintió lo dicho por las autoridades y, de acuerdo con el diario Milenio, confirmó que fue asesinado de manera directa.

La otra versión

La periodista Anabel Hernández dijo en su libro “Los Señores del Narco” que Posadas Ocampo tenía información importante de políticos que estaban coludidos con el narco, por lo que consideran que fue un crimen de Estado, su informante niega que hayan sido Los Arellano Félix, pues dice que el cardenal bautizó a la hija de Ramón.

Lo de los nombres se dijo desde el principio, aunque se adjudicaban a otra situación, según Francisco Jiménez, profesor investigador de la Universidad de Guadalajara, que indicó a Milenio que en ese entonces existía la teoría de que formarían un partido político católico, lo que no gustó al Gobierno en turno, y mencionó que “en su libretita traía nombres y temas muy comprometedores para funcionarios y gobernantes”.

Era 1993, el narco no era lo que es hoy, apenas comenzaba la violencia de los capos, pero en el Gobierno de México sí que había turbulencias, la sangre se derramaba, un año después se levantó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y fue asesinado el candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, así era el panorama de aquel país.

A 31 años del crimen que marcó a México, en el que además del cardenal murieron seis personas más, consideran que no hay justicia, se le dio carpetazo con una versión que consideran no creíble y en la que se dice hubo un chivo expiatorio: “El Chapo” Guzmán, cuyo nombre comenzó a resonar desde entonces.

 

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